Los alimentos que utilizan aditivos para dar sabor ahumado a sus productos, entre ellos las patatas fritas de bolsa que compramos en el supermercado, estarán prohibidos y se retirarán del mercado progresivamente. La Unión Europea ha decidido no renovar la autorización de ocho aditivos de aroma ahumado, que es el que da sabor a varios productos, teniendo en cuenta un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que identificó riesgos potenciales para la salud de los consumidores. El reglamento europeo entrará en vigor a finales de esta primavera, pero la prohibición no se implementará de manera inmediata, sino que será progresiva para dar tiempo a los fabricantes a buscar alternativas para cumplir con la nueva regulación. Así, los alimentos afectados que se retirarán durante los próximos dos años son las patatas fritas con sabor barbacoa y jamón, las sopas, algunas salsas con sabor BBQ, bebidas, helados y productos de repostería. Otros alimentos, como los jamones, el pavo, las salchichas, el tocino, los pescados como el salmón, el arenque o la trucha ahumada y quesos como el cheddar ahumado, se retirarán de manera progresiva durante los próximos cinco años.
Distinguir el ahumado tradicional y el artificial
Hace falta distinguir entre los alimentos que utilizan el ahumado tradicional como método para conservar los alimentos, como pescados y carnes, de aquellos que utilizan aditivos para conseguir el aroma ahumado que solo aportan sabor sin beneficios conservantes, y que se crean a través de la pirólisis (proceso de degradación térmica) de la madera. Los consumidores tienen que observar las etiquetas de los productos para distinguir aquellos que utilizan "humo de madera de haya", que son los seguros, de los que utilizan términos como "aroma de madera de haya" o "aroma de humo", que son los que utilizan aditivos sintéticos que imitan el sabor, pero que no aportan ningún otro beneficio. Son los que se utilizan en embutidos, comidas procesadas, aperitivos y snacks, como las patatas fritas con sabor jamón, barbacoa u otros, como los productos lácteos, que potencian estos sabores artificiales. Son muchos los fabricantes que utilizan estos aditivos, hasta ahora permitidos, y algunos de sus productos son de las variedades más consumidas actualmente.
¿En qué se basa la prohibición?
Los informes de la EFSA consideran que estos ocho aditivos de aroma ahumado pueden causar daños en el material genético de las personas que los consumen, lo que aumenta el riesgo de enfermedades graves, como el cáncer. Estos informes se publicaron el noviembre pasado y en ellos, la EFSA evaluaba la seguridad de ocho aromas de humo en el mercado de la UE que se tenían que renovar según la legislación aplicable. La legislación exige que la seguridad de estos aromas se evalúe antes de que se puedan comercializar, y también que se reevalúen los aditivos que se comercializan actualmente antes de que acabe su periodo de autorización. Los ocho a los que la UE no ha renovado la autorización se habían comercializado durante los últimos diez años. Los solicitantes habían pedido a la Comisión Europea que prorrogara la comercialización por diez años más. La EFSA ya había evaluado estos productos entre el 2009 y el 2012, pero ahora lo ha hecho utilizando una metodología actualizada, que no estaba disponible antes, y que determina que se plantean problemas de seguridad.
¿Por qué son peligrosos?
Sobre la base de estas evaluaciones, la EFSA no pudo descartar las dudas relativas a la genotoxicidad de ninguno de los ocho aromas de humo analizados. La genotoxicidad es la capacidad de un producto químico de dañar el material genético de las células, o de provocar cambios o mutaciones que pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer. Se considera que para este tipo de toxicidad no es posible definir un nivel seguro, y que puede existir un riesgo elevado de efectos perjudiciales cuando se consumen sustancias genotóxicas