Las polillas son una de las plagas más comunes en las cocinas, y su atracción por ciertos alimentos puede generar un problema persistente en casa. A diferencia de otros insectos que buscan frutas o restos de comida fresca, las polillas son más atraídas por alimentos secos y granos almacenados. Su capacidad para reproducirse rápidamente y su habilidad para infiltrarse en empaques poco sellados hacen que, una vez instaladas, puedan convertirse en una molestia difícil de eliminar.

Los alimentos que más atraen a las polillas en la cocina

Los alimentos que más atraen a las polillas son aquellos ricos en almidones y carbohidratos. Entre sus favoritos se encuentran las harinas, el arroz, la avena, los cereales, el maíz y la pasta. Estos productos suelen venir en empaques de papel o plástico delgado, lo que facilita que las polillas depositen sus huevos en ellos. Al nacer, las larvas de polilla encuentran en estos alimentos secos la fuente de nutrientes necesaria para crecer rápidamente, dejando residuos y sedimentos que deterioran los productos.

Los frutos secos atraen las polillas / Foto: Unsplash

Además de los granos, las polillas también sienten gran atracción por los frutos secos, las semillas y las legumbres. Las nueces, almendras, cacahuetes y avellanas, al igual que el arroz o la harina, son alimentos ricos en aceites y proteínas que atraen a estas plagas. También suelen depositar sus huevos en productos de panadería, como galletas y pan seco, así como en chocolates, especias y hasta en alimentos para mascotas, como semillas de pájaro o alimentos secos para perros y gatos. Por eso, es fundamental revisar estos productos al menos una vez al mes para detectar signos de infestación.

Alimentos secos, un reclamo para las polillas / Foto: Unsplash

Para evitar que las polillas invadan tu cocina, es importante tomar algunas medidas preventivas. Una de las más efectivas es almacenar todos los alimentos secos en frascos herméticos de vidrio o plástico de alta resistencia, que impiden que las polillas depositen huevos en el contenido. Otro paso es limpiar regularmente los estantes y las esquinas de la despensa, ya que las polillas pueden esconderse en pequeños residuos de alimentos y en las grietas de los envases o superficies.

Es importante tomar algunas medidas preventivas para evitar que las polillas proliferen

Además, es recomendable revisar cuidadosamente los productos antes de comprarlos y al almacenarlos, ya que, en ocasiones, los huevos de polilla pueden venir en alimentos comprados, sin que lo notemos. Si encuentras un producto contaminado, lo mejor es desecharlo de inmediato para evitar que la infestación se extienda. Otra forma de prevención es el uso de hierbas naturales como laurel, romero o lavanda, que actúan como repelentes. Estas pueden colocarse en bolsitas dentro de la despensa para mantener a las polillas alejadas. Con estas medidas de cuidado y prevención, se puede reducir significativamente la probabilidad de que las polillas encuentren un ambiente propicio para reproducirse en nuestra cocina y contaminar los alimentos.