En la alimentación también existen malas parejas. Puede que conecten en el paladar (más o menos), pero su relación está condenada al fracaso porque la interacción y el aprovechamiento de nutrientes no es buena. ¿Qué ocurre? El hombre es omnívoro, nos podemos nutrir con cualquier tipo de alimento vegetal o animal, pero es verdad que no todos los alimentos los asimilamos en el organismo de la misma manera cuando los combinamos, debido a factores como la absorción (los nutrientes pasan del aparato digestivo al torrente sanguíneo con más o menos facilidad y el organismo lo puede utilizar), la biodisponibilidad (el grado de utilización de un alimento) y la capacidad de aprovechamiento de los nutrientes.

💥 ¿Puedo comer frutos secos cada día? ¡Te sorprenderás!

 

Naranjas y zanahorias / Foto: Unsplash

Pero, ¿qué factores interfieren en su utilización? La concentración de nutrientes, la forma química de estos o el estado fisiológico del consumidor (durante la etapa de crecimiento, en la lactancia, durante el embarazo o si se sufre desnutrición, el cuerpo es capaz de aprovechar más). Sin embargo, hay patologías (digestivas, oncológicas, autoinmunes…) y hábitos (un estilo de vida estresante, el consumo de alcohol o tabaco…) que disminuyen su eficacia. Una eficiencia que se ve mermada por un mero gesto, la asociación de dos alimentos.

Combinaciones que no debemos hacer

Hay alianzas que suman y no restan. Por ejemplo, si tomamos una legumbre (lentejas) junto con cereales (arroz), conseguimos juntar diferentes aminoácidos que forman una proteína de excelente calidad. También la vitamina C mejora la absorción del hierro no hemo (aquel que no tiene procedencia animal). Así, se recomienda consumir los alimentos verdes ricos en este mineral junto a otros con alta carga de vitamina C, como pueden ser el kiwi o la naranja. Pero si te preguntas qué parejas no debemos juntar, estos son algunos de los ejemplos más recurrentes.

Plátano y leche

¿Batido de plátano? Olvídate, o piensa en echarle otro zumo, pero jamás leche. Esto ocurre porque el plátano se fermenta en el estómago de forma parcial, por lo que mezclado con leche hace que esta se agríe. La acidez de estómago que provoca puede hacerte pasar muy mal rato.

Combinación de alimentos / Foto: Unsplash

Alubias y queso

Si eres mexicano, venezolano o de otro país de Latinoamérica, puedes pensar que los frijoles, caraotas o alubias con queso están muy buenos. Y es cierto, pero no todo es sabor, así que no debes mezclar estas dos comidas. Las alubias tienen un tipo de azúcar que no es digerible, así que por eso provocan gran cantidad de gases. A eso se le suma el hecho de que el queso es uno de los alimentos más inflamatorios.

Espinacas gratinadas con queso

Las verduras de hoja verde (berros, acelgas, espinacas, borraja) contienen oxalatos, sustancia que reduce la absorción del calcio presente en el queso y en los lácteos.

Arroz integral con verduras

La ‘convivencia’ tampoco es buena en este caso. El ácido fítico presente en cereales integrales como el arroz, los frutos secos y las semillas interacciona con ciertos minerales (el hierro de las verduras de hoja verde, el zinc que está presente en el hígado, el marisco o los lácteos).

Bebidas energéticas y alcohol

Las bebidas energéticas y el alcohol no es una buena combinación, ya que el efecto de la cafeína hace que no notes tanto como te va afectando el alcohol a lo largo de la noche. Por eso, puede llegar un punto en el que estés cerca del coma etílico sin saberlo. Además, normalmente ambas bebidas tienen grandes cantidades de azúcar refinado.