Cada país tiene su propia versión de plato caliente con fideos, carne y vegetales para entrar en calor en la temporada de invierno y Japón no podía ser menos. El ramen, que es como se llama este especie de cocido nipón, va ganando cada vez más adeptos, incluso entre los que se declaraban incondicionales de la sopa de cocido de mamá. Pero, ¿qué es el ramen? Es una especie de sopa que consta de un caldo preparado normalmente con huesos de pollo, cerdo o ternera, que puede adquirir distinto color y textura según cómo se prepare. También suele añadirse dashi, un concentrado hecho a partir del bonito seco.

Existen cinco variedades básicas de ramen; Shio, que se caracteriza por su sabor salado, Miso, donde se usa este ingrediente, Tsukemen, en el que los fideos que se sirven aparte, Shoyu, en el que predomina la soja y el Tonkotsu, que se hierve durante horas con huesos de cerdo.

Ramen / Fuente: Unsplash

Existen cinco variedades básicas de ramen

La variedad que consumimos mayoritariamente en occidente es la Miso, donde uno de los ingredientes clave es esta pasta realizada con soja fermentada. Existen varios tipos de pasta miso, pero los más conocidos son: el miso blanco que es el miso más dulce, la fermentación dura entre una y cuatro semanas, el miso amarillo que está fermentado durante uno y tres años y tiene un sabor más ácido y el miso rojo que está fermentado durante uno y tres años es un miso muy aromático con sabores entre dulces y salados. Dependiendo del tipo de miso que elijas para tu ramen, este variará el sabor por lo que es importante que pruebes varios tipos de miso antes de decidirte por uno.

En cualquier receta de ramen encontramos cuatro componentes básicos: fideos de ramen (si los eliges frescos siempre tendrás mejor resultado que con los secos), base de pasta de miso, caldo dashi y diferentes toppings como huevos, cebollino, carne, setas…etc.

Ramen 2 / Fuente: Unsplash

Otro de los trucos para un buen ramen es hacer un buen caldo de pollo, ternera o cerdo con algunas verduras como puerros, apio y zanahorias, y un poco de jengibre para darle ese exótico toque asiático. Dicen que el secreto de los ramen de Hakata, en la región de Fukuoka, está en hacer hervir durante horas, e incluso días, los huesos de cerdo hasta que se desprende el tuétano, así que no tengas prisa por apagar el fuego. Por otro lado, también podemos preparar una salsa que potencie el sabor del plato justo en el momento de servirlo que tradicionalmente lleva jengibre, soja y alga kombu.

En verano no es el plato que más apetezca, eso lo sabemos. Sin embargo, a medida que va llegando el otoño y el invierno es un plato que te animamos a preparar en casa. ¿Los motivos? Es una experiencia gastronómica, te calentará el cuerpo, y es de lo más nutritivo, con lo que tu organismo también te lo agradecerá.