El brownie es un pastel de chocolate que se encuentra a medio camino entre un bizcocho y un crumble. Un dulce, cremoso y crujiente al mismo tiempo, que se caracteriza por su forma plana y su textura esponjosa. A pesar de ser un pastel, el brownie es una receta que no se hincha en el horno porque se prepara sin levadura. Hoy, día mundial del brownie, te descubrimos cómo prepararlo en casa de una manera mucho más rápida y sencilla de lo que te puedas imaginar.
Un pastel norteamericano
El brownie es originario de los Estados Unidos, país que solemos asociar a una gastronomía de baja calidad, pero que también esconde sorpresas como la de este pastel plano. Un dulce de chocolate que se elaboró por primera vez en Boston en el siglo XIX, pero que fue fruto de un accidente. Un pastelero anónimo quería hacer un pastel normal y corriente, con chocolate, nueces y levadura, pero cuando abrió el horno para retirar la elaboración, se dio cuenta de que alguna cosa no había ido del todo bien. El pastel era muy plano, no había crecido ni se había hinchado. A duras penas hacía dos o tres dedos de altura. Sin embargo, lo probó, y se dio cuenta de que, aunque la forma no era la habitual, el sabor y la textura eran de lo más buenos. El éxito del hallazgo fue tal que decidió ofrecerlo en la tienda. Y como triunfó, la receta se extendió por todo el país hasta internacionalizarse y convertirse en un postre imprescindible en la mayoría de cartas de los restaurantes de nuestra casa.
🎂 Receta de brownie
Hoy, día mundial del brownie, te descubrimos como prepararlo en casa de una manera mucho más rápida y sencilla de lo que te puedas imaginar
De nueces, de pasas y de mil sabores
La receta original del brownie se hace con nueces, un fruto seco con mucho sabor que aporta textura y crujiente a la receta. Pero la del brownie es una receta sencilla y versátil que permite elaboraciones con varios frutos secos, o incluso con otros ingredientes diferentes como las pasas.
Para preparar un buen brownie, lo primero que hace falta es deshacer chocolate negro y mantequilla en un recipiente al baño María. En un bol aparte, mezcláis harina y cacao en polvo hasta conseguir una mezcla uniforme. Picad las nueces en trocitos pequeños y mezclad el azúcar con el chocolate y la mantequilla deshechos. Integrad un huevo en la mezcla de chocolate, con cuidado y poco a poco, y después introducís otro. Es importante hacer primero uno y posteriormente el otro para que la tarea sea más sencilla. Seguidamente, añadís las nueces, la mezcla de cacao y harina y lo integráis todo hasta que os quede una pasta uniforme. Lo amoldáis - con un papel de horno para evitar que se enganche al fondo del recipiente - y lo dejáis 15 minutos al horno a 200 grados. ¡Lo retiráis, dejáis que reponga un rato, y a disfrutarlo!