Cuando buscamos alternativas al azúcar en la repostería, los edulcorantes pueden parecer una solución ideal. Sin embargo, no todos son adecuados para hornear. Entre ellos, el aspartamo es uno de los peores candidatos para preparar bizcochos. A pesar de su alto poder endulzante y su bajo costo, su composición química lo hace inadecuado para recetas que requieren cocción a altas temperaturas.
El edulcorante que no deberías usar en tu bizcocho
El aspartamo es un edulcorante artificial con un poder endulzante entre 150 y 200 veces mayor que el azúcar. Sin embargo, su principal problema es que no resiste el calor. A temperaturas superiores a 190 °C, pierde por completo su capacidad de endulzar y, además, altera su composición química, generando un sabor amargo y desagradable, similar al plástico quemado. Esto hace que los bizcochos horneados con aspartamo no solo pierdan dulzura, sino que también resulten incomestibles.
Alternativas seguras para endulzar bizcochos
Si buscas un edulcorante que sea apto para el horno y que proporcione un buen sabor, hay opciones mucho mejores que el aspartamo. Algunas de las mejores alternativas incluyen: Fructosa: Tiene el doble de poder endulzante que el azúcar y es estable al calor. Se puede usar en la mitad de cantidad que el azúcar, permitiendo reducir calorías sin afectar la textura del bizcocho. Sirope de ágave: Endulza de 2 a 3 veces más que el azúcar y tiene un índice glucémico bajo. Funciona bien en preparaciones horneadas si se ajusta el volumen de líquidos.
Stevia: Su extracto es 300 veces más dulce que el azúcar. Es estable en el horno, pero hay que compensar la falta de volumen que aporta el azúcar con ingredientes como puré de manzana o yogur. Eritritol: Tiene un sabor muy similar al azúcar y es apto para horneado. No aporta calorías y no afecta los niveles de glucosa en sangre, siendo una excelente opción para quienes buscan un endulzante natural sin impacto metabólico.
El aspartamo genera un sabor amargo y desagradable al someterse a alta temperatura
Ningún edulcorante imita por completo la textura y las propiedades del azúcar, por lo que es fundamental hacer ajustes en la receta. Si optas por un edulcorante líquido o de bajo volumen, debes compensar la falta de estructura con ingredientes como buttermilk, puré de frutas o yogur. Si estás pensando en hacer un bizcocho y quieres reducir el consumo de azúcar, evita el aspartamo a toda costa. Su inestabilidad térmica lo convierte en una mala elección, arruinando tanto el sabor como la textura del postre. Opta por opciones naturales o edulcorantes que sean aptos para hornear y disfruta de un resultado delicioso y saludable.