Aunque parezca limpia a simple vista, tu cocina esconde un pequeño ecosistema microscópico que habita en superficies, utensilios y especialmente en las esponjas. Un estudio pionero que ha analizado más de 300 muestras de 74 hogares de cinco países europeos (Francia, Hungría, Noruega, Portugal y Rumanía) ha revelado que existe una microbiota central común en las cocinas europeas: ocho grupos de bacterias que aparecen de forma recurrente en nuestros hogares, a pesar de las diferencias culturales, alimentarias o de limpieza.
Estos 8 intrusos viven en tu cocina y en la de millones de europeos
Los ocho “inquilinos invisibles” que comparten espacio contigo son: Acinetobacter, Pseudomonas, Enhydrobacter, Enterobacteriaceae, Psychrobacter, Chryseobacterium, Bacillus y Staphylococcus. De estos, Acinetobacter es el más ubicuo y persistente: aparece en todos los países y tipos de muestra, especialmente en ambientes húmedos como esponjas y fregaderos. Esta bacteria no solo es habitual en el hogar, sino también en alimentos frescos (como carne, pescado o leche) y en sistemas de agua potable. Otros como Pseudomonas y Chryseobacterium también han sido relacionados con el deterioro de alimentos y están presentes tanto en cocinas domésticas como en industrias alimentarias. En cambio, Staphylococcus se encuentra principalmente en superficies que tocamos con las manos, como los tiradores de puertas o los grifos, ya que forma parte de la flora normal de nuestra piel.
Estos inquilinos prosperan en ambientes húmedos como esponjas y fregaderos
La esponja, ese útil doméstico tan común, resulta ser el epicentro de la contaminación bacteriana. Su humedad constante y lentitud al secarse crean el entorno perfecto para que ciertas bacterias crezcan sin control. Se ha demostrado incluso que Salmonella puede sobrevivir más de una semana en una esponja usada, lo que implica un riesgo real de contaminación cruzada al manipular alimentos.

Un hallazgo curioso del estudio es que, aunque las cocinas de países vecinos como Rumanía y Hungría compartían ciertas similitudes en su perfil microbiano, el tipo de utensilio (esponja, trapo, cepillo) tenía más impacto en la composición bacteriana que el país de origen. Las esponjas presentaban la menor diversidad, ya que unas pocas especies proliferaban rápidamente, desplazando a las demás.

Este análisis no solo revela la sorprendente homogeneidad de la microbiota de nuestras cocinas, sino que también refuerza la necesidad de buenas prácticas de higiene. Cambiar la esponja regularmente, evitar que permanezca húmeda y limpiar adecuadamente las superficies no es solo una cuestión de orden, sino de salud. La próxima vez que limpies la encimera, recuerda: no estás solo. Estos ocho huéspedes microscópicos también están ahí.