La mítica Bodega Salvat, en la esquina entre las calles Andalucía y Sagunt del barrio de Sants de Barcelona, continúa al pie del cañón sirviendo cafés y vermuts a la clientela. Después de unos días con la persiana bajada por vacaciones, el local vuelve a estar abierto con total normalidad. Ni cierra ni se transforma: la Bodega Salvat continúa en el barrio.

Se traspasa

Fundada el año 1880 por la Familia Salvat, la bodega es una de las más míticas de la ciudad. Algunos medios apuntaban estos días que el local cerraba sin motivo aparente y que el barrio de Sants perdía uno de sus puntales gastronómicos más importantes. Nos hemos acercado al local para preguntarlo y para sorpresa de nadie, tenían abierto como cualquiera otro lunes. La Salvat ha cerrado unos días por vacaciones, como cualquier otro establecimiento, y la única novedad es que están buscando a alguien para tomar el relevo del bar; es decir, se traspasa. En ningún caso, sin embargo, tienen pensado cerrar ni vender el establecimiento a cualquier precio. Según nos explican los trabajadores de la Salvat, el local busca un traspaso de propietarios por motivos familiares, con la condición que quien lo coja continúe con la esencia y el espíritu centenario que caracteriza el bar. Así pues, y hasta nuevo aviso, estos días se puede ir a la bodega con normalidad.

Ni cierra ni se va, la Bodega Salvat se queda en Sants

Parroquianos Bodega Salvado
Los parroquianos de la Bodega podrán seguir yendo a tomar el vermú. / Foto: Víctor Antich

Un cambio más

La historia empieza con Josep Salvat hace casi dos décadas, el relevo lo toma Pere Salvat padre, y después Pere Salvat hijo con su hermana Lola, se ve que los dos eran solteros. Pere, desgraciadamente, murió repentinamente en una playa de Tarragona y se hicieron cargo de la bodega los camareros que trabajaban en el bar, Josep y Joan, mientras Lola, ya jubilada, se lo miraba de cerca hasta el 2010, cuando los camareros se jubilan y la familia alquila el local a otras personas, hasta el año pasado, cuando Adam, uno de los sobrinos de los Salvat que hasta entonces trabajaba de carpintero, coge el local manteniendo a la clientela y el ambiente de bodega centenaria. Ni cierra ni se va, la Bodega Salvat se queda en Sants. A partir de ahora, sin embargo, quien se haga cargo ya no será la familia Salvat, pero tal como explican, no es la primera vez que el establecimiento cambia de manos.

La bodega Salvat es un buen sitio para ir solo, con la familia o con los amigos y disfrutar de un espacio único en el barrio de Sants, tomando unas anchoas, donde os acogerán con los brazos abiertos y los vasos llenos. Un espacio mítico que hace falta cuidar y mantener para que la esencia de los establecimientos de toda la vida no muera nunca.