El queso es un alimento versátil que suele combinarse con una amplia variedad de productos, desde vinos hasta frutas y mermeladas. Sin embargo, una de las combinaciones más sorprendentes es la de queso con café, una tradición que lleva años arraigada en países escandinavos y que está ganando reconocimiento en otras partes del mundo. Si al café le añadimos leche, ¿por qué no atrevernos a probarlo con otro lácteo?
Café con queso: una receta única
Para muchos, la idea de mezclar queso y café puede sonar extraña, pero los expertos en gastronomía aseguran que ambos productos pueden complementarse a la perfección. La clave radica en el contraste de sabores: el amargor del café equilibra la salinidad y cremosidad del queso, potenciando los matices de cada uno. Tal como ocurre con el maridaje de vino y queso, elegir las combinaciones adecuadas es esencial para disfrutar de una experiencia gustativa armoniosa.
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Cómo elegir el mejor queso para el café
No todos los quesos combinan bien con el café. Para lograr una mezcla equilibrada, se recomienda optar por cafés de sabor intenso, como los provenientes de Asia-Pacífico, y evitar quesos demasiado fuertes que puedan opacar el sabor de la bebida. Algunas opciones ideales incluyen quesos con hierbas aromáticas: Su combinación con el café resalta los aromas sin perder intensidad. Gouda añejo: Su dulzura y suavidad armonizan con la acidez del café. Queso curado porque el café ayuda a suavizar su fuerte sabor, logrando una fusión equilibrada. Brie o Camembert: Estos quesos cremosos se complementan con cafés de tueste suave y alta acidez. Emmental o Raclette: Suave y ligero, combina bien con cafés oscuros de menor acidez.
Ya existen postres consolidados que combinan café y queso: el tiramisú
Además, existen postres que ya aprovechan la combinación de queso y café, como el tiramisú, elaborado con queso mascarpone y bizcochos empapados en café, o la tarta de queso con un toque de café.
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Kaffeost: la tradición escandinava
En los países nórdicos, el café con queso es una costumbre que se mantiene viva desde hace generaciones. Conocido como Kaffeost, este peculiar brebaje consiste en sumergir trozos de queso en una taza de café caliente, permitiendo que absorban la bebida sin llegar a deshacerse por completo. Originalmente, se utilizaba queso de leche de reno, pero hoy en día también se emplean quesos elaborados con leche de vaca o cabra. Francia también tiene su propia versión de esta combinación. En el norte del país, el café matutino se acompaña con un trozo de Maroilles, un queso cremoso y de aroma intenso, que incluso se usa como cuchara para remover la bebida. Si quieres aventurarte en nuevas experiencias gastronómicas, el café con queso puede convertirse en una opción sorprendente y deliciosa para tu desayuno o merienda. ¿Te atreves a probarlo?