Es época de turrones, roscones, panettones, mazapanes, polvorones... ¿Has pensado alguna vez la de calorías que tienen estas delicias navideñas? Sabemos que llega diciembre y cualquier idea de mantener una dieta saludable se esfuma por completo, sin embargo, ¿somos realmente conscientes de la cantidad de azúcar que ingerimos estos días? Se empieza con la cena de empresa o de amigos, que ya se acostumbra a adelantar a noviembre con el fin de evitar problemas con las fechas, después las festividades de la primera semana de diciembre y en cuestión de días llegamos a las primeras reuniones familiares con la idea de que ya nos hemos pasado. Y así, año tras año. Unos culparán a la cena grasienta de la suegra, otros dicen que el botón no cierra por la maldita cerveza y los licores, y también hay quiénes critican los kilos de más del otro diciendo que el muy comilón no se ha movido de la mesa. A los polvorones, el roscón de Reyes, los mazapanes, las mantecadas y el turrón nadie les culpa, y es que con eso que solo se comen durante estas fechas, parece que es una obligación más que un capricho. Sea cual sea tu caso, todos sabemos qué empezar el año con algunos centímetros de más (de circunferencia) es de lo más habitual, pero ¿es peligroso para la salud?
🍬 El peligro oculto del azúcar y todos los nombres tras los que se esconde
¿Cuántas calorías tiene el turrón, el polvorón, el mazapán, el panettone...?
¿Quieres abrir la caja de Pandora y descubrir las calorías que esconden el turrón, el polvorón, el panettone, el mazapán...? Para empezar, la Organización Mundial de la Salud recomienda no consumir más de 25 gramos de azúcar añadido al día o, lo que es lo mismo, unas seis cucharillas de café. Puestos a comparar, sería lo que acostumbra a contener un único polvorón, la mitad de un mazapán o la tercera parte de una peladilla. Si traducimos los dulces más típicos de nuestra Navidad en gramos de azúcar, estos serían algunos resultados. Esta alta ingesta de azúcar (descontrolada) tiene una repercusión directa en nuestro organismo. A corto plazo se traduce en mayor peso y volumen, que se puede revertir en unas semanas si se hace dieta. Pero, más allá del lado estético, el alto consumo de azúcar refinado está directamente relacionado con enfermedades como la diabetes y diferentes problemas cardiovasculares. Además, sobra decir que el único ingrediente no saludable de estos dulces no es solo el azúcar. La mayoría lleva una buena ración de grasa.
Trucos para evitar el aumento de peso estas fechas
Después de mucha Navidad y muchos estudios, todos coinciden en afirmar que en estas fechas se aumenta de peso, por término medio, entre 3 y 4 kilos. Un pequeño porcentaje de personas conseguirán sacárselos del encima en poco tiempo, pero muchos otros los añadirán a los que ya tenían de más, aumentando la tasa de sobrepeso y los problemas que eso comporta. Para evitar llegar a este punto se pueden tomar algunas medidas y seguir los siguientes trucos.
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Apostar por las versiones más "light"
Estas suelen ser las más tradicionales, ya que no añaden ingredientes que aportan más calorías de las que por sí mismo lleva el dulce. Un buen ejemplo podría ser un polvorón cubierto de chocolate o un roscón de Reyes relleno de nata y trufa. La calidad de los ingredientes también se ve reflejada en la aportación calórica, porque no son iguales todas las grasas ni el sabor que ofrece una buena almendra, que, por ejemplo, necesitará menos azúcar o potenciadores de sabor.
Reservar y combinar
Nada de colocar la bandeja de dulces en un lugar bien visible el mismo día que se decora la casa por Navidad. Estos dulces tienen que reservarse para días especiales y comerlos con moderación. Para las fechas señaladas se puede preparar un combo que incluya los caprichos más tradicionales con algunas versiones más ligeras y saludables, como unos trozos de fruta bien presentados, que entren por los ojos como lo hace el turrón.
Manos en la masa
Preparar tus propios dulces es una opción, ya que seremos mucho más conscientes de los ingredientes que llevan e, incluso, tendremos la posibilidad de modificarlos un poco. ¿Qué hay más navideño que un hogar que huele a galletas recién hechas?