Familia Torres muestra su capacidad innovadora en la Barcelona Wine Week, a través de una cata de vinos que han sido vinificados y criados en recipientes de diferentes formas y materiales, como las ánforas, alicates, huevos de granito o depósitos de hormigón fabricados con tierra de la misma viña de donde proviene el vino. En línea con la temática del salón 'Recipientes para la elaboración y crianza del vino: recuperar para innovar', la bodega familiar ha seleccionado siete vinos, algunos de ellos inéditos, como ejemplo de su apuesta innata por la innovación y de cómo lo implementa en los diferentes territorios donde tiene presencia.

Una cata de 7 vinos inéditos

Mireia Torres, directora de Innovación y conocimiento de Familia Torres, junto con el sumiller Sergi Castro, han sido los encargados de guiar a los asistentes en un recorrido por cuatro denominaciones de origen, que se ha iniciado en el Penedès, pasando por Rias Baixas i Ribera del Duero, para volver a Catalunya y acabar en Costers del Segre.

La cata ha empezado con dos vinos de la bodega Jean Leon, que dirige Mireia Torres, los dos de la añada 2022 y elaborados con la variedad ancestral recuperada horquillada, una uva blanca de ciclo largo que destaca por la marcada acidez y la capacidad de adaptación al cambio climático. El primero, un vino tranquilo, el experimental que la bodega lanzó el año pasado con el nombre FO-22, comparado con un segundo vino espumoso, que se ha criado en botella durante 9 meses después de realizar la segunda fermentación en este recipiente de acuerdo con el método tradicional. "Esta es una prueba que hemos querido hacer con la enóloga Montse Escoté para ver el potencial de esta variedad en espumosos de larga crianza, ya que tiene una acidez impresionante, y el resultado está siendo muy prometedor", ha comentado Mireia Torres.

Barcelona Wine Week 2024 / Foto: Carlos Baglietto

En el Pazo Torre Penelas, en Rias Baixas, Familia Torres ha innovado pensando en los suelos típicos de la región. Así, en el 2018, incorporó depósitos ovoides de granito para la fermentación y crianza de los vinos de albariño; el resultado fue Blanco Granito, elaborado por el enólogo Víctor Cortizo y considerado el primer vino español vinificado y criado en este tipo de depósitos, que potencian los aromas y transfieren al vino la mineralitat y la salinidad de la roca. El vino probado, de la añada 2020, ha pasado 8 meses en estos depósitos, en contacto con las madres, y se muestra intensamente fresco y aromático con notas salinas.

En la bodega Pago del Cielo, en Ribera del Duero, el enólogo Juan Ramon García también está experimentando con diferentes tipos de depósitos para la crianza de los vinos. A la cata, se han presentado dos vinos inéditos. El primero se trataba de una muestra de tinto fino (nombre que recibe la variedad tempranillo en la región) de una viña vieja de suelos calcáreos, de la añada 2022, que ha realizado la fermentación y crianza de 15 meses en una tenaza de 1.600 litros de capacidad. Un tipo de depósito que potencia el carácter varietal y la presencia de fruta. Este vino acabará formando parte del futuro vino icono Pago del Cielo, del cual los asistentes ya han podido probar la añada 2019. Este vino ha estado 15 meses en bota nueva de roble francés y verá la luz en los próximos meses, después de afinarse en botella. "Esta es una nueva expresión de los vinos ribereños: es un vino complejo con buena concentración, taninos interesantes y una madera muy bien integrada que no interfiere en el carácter del tinto fino", ha señalado Mireia Torres.

La BWW llena de visitantes / Foto: Carlos Baglietto

Los dos últimos vinos, en este caso de la bodega Purgatori de Costers del Segre, gestionada por el enólogo David Barriche, han servido para comparar una crianza hecha en bota de roble con otra en depósito de hormigón que tiene, a más, la particularidad de haber sido construido parcialmente con tierra de la misma finca. Las muestras probadas son una mezcla de la variedad ancestral gonfaus y garnacha, de la añada 2023, elaborado de la misma manera pero con una crianza de 4 meses realizada en materiales diferentes. "Del vino criado en depósitos de hormigón destaca la fruta, la pureza y la voluptuosidad; en cambio, lo que ha pasado por bota muestra una acidez ligeramente superior, más complejidad aromática, más concentración y estructura. Son vinos que se complementan muy bien", ha señalado Mireia Torres.