Después de más de medio siglo siendo un punto de encuentro para vecinos y visitantes del barrio del Congrés y els Indians en Barcelona, el icónico bar La Gamba ha anunciado el cierre definitivo, según ha adelantado Metrópoli Abierta. Esta decisión llega como resultado de la jubilación de su propietario, José Díaz, que ha optado por traspasar el negocio. Los parroquianos que tarde tras tarde y cada fin de semana se juntaban en el bar, ven como un lugar ajeno a tu hogar familiar, se convierte con el paso del tiempo en una segunda casa.
Cierra el bar La Gamba después de 54 años
Con una larga historia que se remonta a los años setenta, concretamente al año 1970, La Gamba se convirtió en un sitio emblemático para la comunidad local. Las paredes han sido testigos de innumerables conversaciones, carcajadas y momentos compartidos entre amigos y familiares a lo largo de las décadas. Ubicado en la plaza Maragall, núm. 13, este establecimiento se alzaba, y se alza hasta que no cierre definitivamente, como un lugar merecidísimo en el podio de bares de Sant Andreu con el carácter más especial en el corazón de los barceloneses por ser "uno de los sitios donde mejor se come de la zona".
El propietario José Díaz, que ha sido la cara, el corazón y alma del bar durante todos estos años, expresó su gratitud hacia la clientela fiel que ha dado apoyo al negocio a lo largo de las décadas. Con un sentimiento de honorabilidad por haber resistido tantos años y haberse convertido en el epicentro de encuentros de amigos y familias del Congrés y els Indians durante más de medio siglo, Díaz pone ahora el futuro del local en manos de los que quieran continuar con su legado. Mientras no encuentre a un sucesor digno de ponerse al frente del negocio, sin embargo, mantendrá las puertas abiertas. Eso sí, con algunos cambios. Hoy por hoy el local no abre los fines de semana. Solo lo hace de lunes a viernes, aunque es difícil encontrar una de las cinco mesas libres porque siempre está lleno de gente.
El cierre del bar ha generado una mezcla de nostalgia y tristeza entre los residentes del barrio, que ven cómo un trozo de su historia cotidiana se despide. A pesar de esta noticia nada positiva, se abren nuevas oportunidades para el barrio y conocer nuevas bodegas y bares que enamoren a la comunidad. Uno de los casos podría ser la Bodega Lluís, una de las más emblemáticas del distrito, según recoge el mismo Ajuntament de Barcelona. Xavier es la tercera generación que regenta la bodega, su abuela abrió puertas en el año 55 y sus padres, Lluís, del barrio de Gracia, y la Tina, tomaron el relevo de la abuela. Ahora la bodega la regente él solito, aunque la Tina, con 83 años y una salud de hierro, aparece los fines de semana y la ayuda allí donde puede, es una mujer incombustible de otra época y la bodega es su vida. Y quizás en un futuro inmediato se convierte en la vida de muchos parroquianos del barrio que se trasladan de La Gamba a la Bodega Lluís.
Mientras tanto, José Díaz se despide con gratitud y alegría, llevándose los recuerdos imborrables de tantos años de servicio. El legado de La Gamba perdurará a la memoria de los que tuvieron el privilegio de compartir momentos inolvidables dentro de sus paredes. Un cierre que se suma al de Cal Bonete, Sants Es Crema o el más recientemente restaurante Fermí Puig.