El restaurante Tokyo Sushi (C/ Condal, 20) en el barrio Gótico de Barcelona, cerrará definitivamente debido al derribo previsto del edificio donde se ubica. Se trata del primer restaurante japonés que abrió en Barcelona de la mano de Minoru Nishiyama y que el próximo 10 de junio hará su último servicio.
Cierra el primer japonés de Barcelona
Según ha avanzado 'Metrópoli', Tokyo Sushi tiene que bajar la persiana definitivamente debido al derribo previsto del local donde se ubica. Se tirará todo el edificio al suelo, excepto la fachada, que está protegida por ley. El restaurante se fundó el año 1978, y ahora, casi medio siglo después, se tendrá que despedir precipitadamente. Las obras en el edificio, y el obligado cierre del restaurante, han adelantado la jubilación del chef del local, que con 74 años, no se ve con fuerzas de reanudar el proyecto de nuevo una vez se acaben los trabajos de reforma.
El número de nuevos restaurantes que abre puertas no compensa el total de bajas del sector. Y no solo se trata de cierres, sino que muchos de los que terminan son establecimientos centenarios o míticos. Las causas son diversas; desde perder la ilusión en el proyecto hasta jubilación, pasando por la más habitual, la subida de un alquiler desorbitado
Se trata de un restaurante que marcó el inicio de una era. Hoy en día hay decenas de locales japoneses en Barcelona, pero no fue hasta finales de los años 70 que el Tokyo Sushi marcó tendencia e inició una moda que ahora va cada vez más al alza. Desde bufetes libres hasta grandes gastronómicos con estrellas Michelin, Barcelona está llena de locales que ofrecen gastronomía nipona con muchos estilos y precios diferentes.
Un cierre más en la ciudad
El Tokyo Sushi se suma a los diversos cierres que ha visto Barcelona los últimos meses. El mítico restaurante de Fermí Puig, el bar La Gamba, el bar Versalles, la pastelería Kessler Galimany, el restaurante Sants Es Crema... casi se cuentan por decenas los locales que bajan la persiana. Por el contrario, el número de nuevos restaurantes que abre puertas no compensa el total de bajas del sector. Y no solo se trata de cierres, sino que muchos de los que terminan son establecimientos centenarios o míticos. Las causas son diversas; desde perder la ilusión en el proyecto hasta jubilación, pasando por la más habitual, la subida de un alquiler desorbitado. Es el caso del último cierre, el del bar Versalles, que ha tenido que bajar la persiana porqué le pedían un alquiler de 10.000 € al mes, un precio insostenible que solo consigue disminuir el estado de salud de nuestra hostelería.