Pocas verduras despiertan tantas pasiones y tantos rechazos como las alcachofas. Su sabor delicado y su textura tierna las convierten en un manjar, pero el proceso de limpiarlas son a menudo un freno para quienes no están familiarizados con ellas. Es cierto que las ves en la frutería y piensas “qué bonitas son”, pero luego, con ellas en casa, no sabes ni por donde empezar. ¿La verdad? Limpiar una alcachofa puede parecer un ritual complicado y un reto digno de un gran chef. En mi caso, el gran problema era que nunca sabía cuándo parar de quitar hojas y siempre me quedaba la duda de si había desperdiciado media alcachofa (y tirado el dinero) o me había quedado corta.

Cómo limpiar las alcachofas: los mejores trucos

Como en todo en esta vida, las cosas más complicadas siempre se resuelven con el consejo de alguien que sabe más. Y en el tema de la cocina solo hay que bucear un poco en redes para dar con la respuesta. En este caso ha sido @clarafogons quien ha resumido a la perfección la mejor técnica para limpiar unas alcachofas. Aquí van resumidos los puntos más interesantes. En primer lugar, las alcachofas, al igual que otras verduras, oscurecen las manos. Si no quieres que se te queden negras, ponte unos guantes.

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Alcachofas en su resplandor / Foto: @lamasiadelprat

¿Por dónde empiezo a limpiar? Por la parte de abajo, la del tallo. Una vez definido comienza a retirar las hojas. Al tener la parte de abajo limpia, es mucho más fácil romper las hojas de arriba y saber hasta dónde llegar. Una vez retiradas todas las hojas duras y más verdes, corta la parte de arriba. Sin miedo, mete el cuchillo a la mitad de altura. Así “descubres su corazón más feminista”, como dice la influencer gastronómica. Uno de los pasos más importantes es retirar los pelos del corazón de la alcachofa, llamados pistilos. No son comestibles, pero tampoco venenosos. ¡Qué no cunda el pánico! Lo que te puede pasar es que sean más difíciles de digerir esas alcachofas.

La mejor forma de acceder a ellos es cortando el corazón por la mitad. ¡Tira la mitad de la alcachofa! Realmente, si lo has hecho bien, en la mesa tendrás más de la mitad. Que no cunda el pánico de nuevo. Todos los restos se pueden utilizar para hacer un caldo que será depurativo y lleno de nutrientes. Ahora ya están listas para cocinar, pero puedes seguir cortando en cuartos o tiras para que se adapten a tu receta, tal y como hace Clara. El último truco, y no menos importante, es que para que no se oscurezcan mientras pelas el resto, déjalas en agua con un poco de limón. Así de fácil.

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El momento de limpiar las alcachofas / Foto: @clarafogons

Las alcachofas ofrecen muchas posibilidades en la cocina

Más allá de la dificultad inicial, las alcachofas esconden un sinfín de posibilidades en la cocina: se pueden asar, freír, guisar, o incluso comer crudas en finas láminas con un toque de limón. Son un ingrediente versátil que aporta carácter y sofisticación a cualquier receta, y también un alimento lleno de beneficios para la salud. ¿Sabías que son una gran fuente de antioxidantes y fibra? Lo importante es superar esa primera barrera y aprender a tratar esta joya vegetal como se merece. Una vez que domines la técnica para limpiarlas, abrirás la puerta a un mundo de sabores que, te aseguro, hará que merezca la pena el esfuerzo. ¡A por ellas!