Volviendo a casa, sentados en los asientos de detrás, había una pareja hindú que resignadamente comían con tenedor y cuchillo, el típico arroz con pollo que sirven en los aviones. Digo resignadamente porque a media cena, después de un largo silencio, el chico, con voz "qué le vamos a hacer", soltó un "de hecho, ya tenía razón el primer ministro que comer biryani con tenedor y cuchillo es como hacer el amor con intérprete". Sorprendida por la comparación, la escribí en la servilleta y me la llevé, me pareció una afirmación épica. Aterrizados, descubrí que el dueño de la sentencia era realmente el ex primer ministro de la India, el señor Jawaharlal Nehru, según publicaba el medio India Today.
Más allá de un hecho cultural, de una tradición, o de buenas maneras, según las leyes del Ayurveda, comer con las manos es un acto consciente de mejora del bienestar; activa y estimula los órganos sensoriales, nos conecta sensualmente con el alimento, mejora la digestión, y nos equilibra la energía vital.
Otro beneficio reconocido del acto primitivo, es que es saludable; la ciencia nos confirma que controlamos más las porciones, y la velocidad en que comemos. La conexión sin intermediarios con el alimento, nos hace más conscientes de qué comemos; Porciones, velocidad, y conciencia; tres consecuencias que repercuten en mejores digestiones, y de rebote, ayuda a la prevención de la obesidad, todo, un acto de mindfulness per se.
Si te lavas bien las manos, antes de comer, ¿puedes asegurar que los cubiertos están más limpios que tus manos? Podríamos añadir a la lista de beneficios que comer con las manos es un acto higiénico. La única bacteria que podríamos acabar ingiriendo es la flora que habita naturalmente en nuestra piel, que en este caso, incrementaría las defensas naturales del sistema digestivo delante de las bacterias malignas que provienen del exterior.
A quién no le han dicho en casa o en la escuela que la única comida que se toca con las manos es el pan, o que no manosees la comida del plato? En la India, en cambio, puedes llegar a ofender al anfitrión si no comes con las manos lo que te ha preparado para cenar. Las nuevas generaciones sin embargo, empiezan a introducir hábitos occidentales, y la costumbre está perdiendo adeptos, sobre todo a la india. En Etiopía, Oaxaca, y en el Oriente Medio, la mayoría de manjares también están pensadas para comer con las manos.
Si te lavas bien las manos, antes de comer, ¿puedes asegurar que los cubiertos están más limpios que tus manos?
El baby-led weaning
¿A qué madre de más de cincuenta años, no ha visto comer a un bebé con las manos, en la trona, sin plato, sin tenedor, y no se ha estremecido de la escena? Embadurnados de arriba abajo, y una dispersión de comida considerable, nos hace dudar de si realmente aquella criatura ha ingerido alguna cosa. La primera vez que presencié la escena pensé que era una moda de alto riesgo, y que las próximas generaciones de niños o estarían todos malnutridos, o morirían atragantados. Nada más lejos de la realidad, los pediatras, como siempre, saben lo que hacen.
La nueva tendencia se denomina Baby-led weaning y se consolida como método después de la publicación del manual de la autora Gill Rapley, el año 2008, según la NIH (National Library of Medecine).
Se basa en la transición desde el amamantamiento a la dieta de los sólidos, dirigida por el mismo niño, sin pasar por la fase de comer triturado que nuestros hijos pasaron. Aquello sí que nos hacía estar tranquilas a las madres, que con satisfacción de la buena decíamos; ¡se ha comido dos trozos de merluza, y ni se ha dado cuenta! (todo lo contrario del qué el baby-led weaning propone); la conciencia del qué comemos, desde la experiencia del tacto. El método propone empezar más tarde a introducir los alimentos sólidos, hecho que promueve el amamantamiento durante más tiempo. A los seis meses de edad se empieza con la dieta sólida, sin triturados hechos en casa ni potitos procesados.
Siguiendo el hilo de las ventajas de comer con las manos, los niños pequeños también se benefician con la nueva tendencia. Estimula el sentido propioceptivo, es decir, la relación del cuerpo con el espacio. Sobre todo ayuda a aprender el movimiento de llevarse la comida a la boca, también el movimiento de pinza entre el dedo gordo y el índice, acelerando así el aprendizaje de utilizar una cuchara.
Aplastar, tocar, y manipular la comida con las manos, hará que el niño tenga más predisposición a querer probar todos los alimentos y a no ser un remilgado. Por lo tanto, limpiarles cara y las manos cada 5 minutos les priva de este aprendizaje.
La experiencia sensorial de sentir frío, calor, y texturas diferentes, a los dedos y a la cara, estimula el sentido del tacto y sensorial.
El bebé gana autonomía, percibe la comida como una experiencia positiva, y no una lucha estresante entre el niño, la cuchara, y la madre, que normalmente acababa con una caja de botones en frente, o encendiendo la pantalla "roba-atenciones", para distraerlos y acabar antes.
Una vez más, devolvemos a los orígenes, a las viejas costumbres, en este caso el "del pecho en la mesa".