El peligro de consumir alimentos enlatados va más allá de la calidad o frescura de los ingredientes. Un aspecto crucial que muchas personas desconocen es el recubrimiento tóxico dentro de las latas, el cual podría poner en riesgo la salud. Tradicionalmente, las latas de alimentos están revestidas con una capa protectora para evitar que el contenido entre en contacto directo con el metal. Esto previene tanto la corrosión de la lata como la contaminación del producto alimenticio. Sin embargo, muchas de estas capas contienen sustancias químicas que pueden ser dañinas para la salud, siendo el bisfenol A (BPA) una de las más controvertidas.

Latas de comida originales / Foto: Unsplash

El BPA es un compuesto químico utilizado en la fabricación de plásticos y resinas que recubren el interior de las latas. Se ha demostrado que el BPA puede filtrarse en los alimentos, especialmente en condiciones de calor, y luego ser ingerido por los consumidores. Una vez dentro del cuerpo, el BPA actúa como un disruptor endocrino, lo que significa que imita a las hormonas naturales, especialmente los estrógenos. Esto puede alterar el equilibrio hormonal y llevar a una serie de problemas de salud, como trastornos reproductivos, problemas de desarrollo, alteraciones en el sistema inmunológico y mayor riesgo de cáncer.

Las latas de alimentos están revestidas con una capa protectora para evitar que el contenido entre en contacto directo con el metal

A pesar de que se ha regulado el uso del BPA en algunos países, no está completamente prohibido en todos los productos. Incluso cuando una lata dice ser “libre de BPA”, esto no garantiza que sea completamente segura. Las alternativas al BPA, como el BPS (bisfenol S), pueden ser igualmente preocupantes, ya que se han encontrado indicios de que también tienen efectos nocivos similares.

Latas de comida / Foto: Unsplash

Otro factor a considerar es que, con el tiempo, el recubrimiento de las latas puede degradarse, especialmente si la lata se expone a condiciones extremas de temperatura o almacenaje prolongado. Esta degradación aumenta las posibilidades de que los químicos se mezclen con los alimentos.

Se recomienda optar por alimentos frescos o congelados en lugar de enlatados

Para minimizar el riesgo, se recomienda optar por alimentos frescos o congelados en lugar de enlatados, y en caso de recurrir a estos últimos, buscar marcas que utilicen alternativas más seguras en el revestimiento de sus latas. También es importante almacenar las latas en lugares frescos y evitar calentar el contenido directamente en su envase. Como ves, aunque los alimentos enlatados son convenientes, es fundamental que los consumidores sean conscientes de los peligros ocultos asociados al recubrimiento de las latas, ya que a largo plazo podrían tener un impacto significativo en la salud.