Muchas personas sienten que su temperatura corporal aumenta al consumir alimentos picantes. Esto se debe a una reacción fisiológica que ocurre cuando ciertas sustancias activan los receptores del calor en el cuerpo. Aunque no se produce un verdadero aumento de la temperatura interna, el organismo responde como si estuviera sufriendo un golpe de calor.

¿Nos calentamos con la comida picante?

Cuando ingerimos un alimento picante, como un trozo de chile, se desencadena una serie de reacciones en el cuerpo. La capsaicina, el compuesto responsable del picante en los chiles como el habanero o la cayena, se libera en la boca y entra en contacto con los receptores del calor en la piel y las mucosas. Estos receptores, que normalmente detectan temperaturas elevadas, envían señales al cerebro, haciéndole creer que el cuerpo está más caliente de lo que realmente está.

Hay muchos tipos de picante / Foto: Unsplash

Como respuesta, el organismo pone en marcha sus mecanismos de enfriamiento. Los vasos sanguíneos se dilatan, permitiendo un mayor flujo de sangre y haciendo que la piel se enrojezca. Las glándulas sudoríparas se activan, generando sudor para tratar de disipar el supuesto exceso de calor. Además, la mucosa nasal reacciona produciendo más líquido, lo que provoca la sensación de tener la nariz congestionada. En algunos casos, incluso el diafragma responde con hipo en un intento de deshacerse del agente irritante.

La comida caliente provoca una serie de reacciones que dan la sensación de un aumento de temperatura

Cabe destacar que la capsaicina no es la única sustancia que provoca esta sensación de calor. Existen otros compuestos con efectos similares, como el alil isotiocianato, que se encuentra en el rábano picante, la mostaza y el wasabi. Aunque actúan de forma diferente, estos compuestos también pueden provocar una sensación de ardor y una respuesta fisiológica parecida.

Picante / Foto: Unsplash

A pesar de lo que se pueda pensar, los alimentos picantes no elevan realmente la temperatura corporal interna. En lugar de eso, engañan al sistema nervioso para que active los mecanismos de enfriamiento. Esto explica por qué en regiones calurosas, como México o la India, el consumo de comida picante es común. Al provocar sudoración, el cuerpo se refresca y ayuda a soportar mejor el calor ambiental. Para contrarrestar los efectos de la capsaicina y aliviar la sensación de ardor, lo mejor es consumir lácteos como la leche o el yogur. Estos contienen caseína, una proteína que se une a las moléculas de capsaicina y las arrastra fuera de los receptores de calor. Otra opción eficaz es el agua con azúcar, ya que el azúcar interactúa químicamente con la capsaicina y reduce su impacto en el cuerpo.

La comida picante no calienta el cuerpo realmente, pero sí provoca una serie de reacciones que dan la sensación de un aumento de temperatura. Este fenómeno es el resultado de la interacción de ciertos compuestos con los receptores del calor, lo que lleva al organismo a activar sus sistemas de enfriamiento. Por eso, aunque sudes al comer algo muy picante, en realidad tu temperatura no ha subido, sino que tu cuerpo está tratando de refrescarse.