La pota, también conocida como calamar gigante o jibia, es un molusco similar al calamar, pero más económico y grande. Cocinarla puede ser un desafío, ya que su carne es más dura si no se prepara correctamente. Sin embargo, con algunos trucos y técnicas adecuadas, puedes lograr que la pota quede tierna y deliciosa. Aquí verás los mejores trucos para cocinar la pota de forma perfecta.

Cómo cocinar pota

Antes de cocinar la pota, es fundamental limpiarla bien. Retira la piel, los ojos, el pico y las vísceras. Puedes pedir en la pescadería que te la limpien o hacerlo en casa con agua fría y un cuchillo afilado. Asegúrate de quitar bien las membranas internas, ya que estas pueden contribuir a que la carne se vuelva más dura durante la cocción.

Pota fresca / Foto: Unsplash

Un truco tradicional para ablandar la pota es golpearla antes de cocinarla. Esto ayuda a romper las fibras musculares que hacen que la carne sea más dura. Puedes usar un mazo de cocina o incluso golpearla suavemente con el borde de un cuchillo. No es necesario aplicar demasiada fuerza, solo lo suficiente para romper un poco las fibras.

Antes de cocinar la pota, es fundamental limpiarla bien

La clave para que la pota quede tierna está en el tiempo de cocción. Hay dos opciones: o se cocina muy rápido o se cocina muy lento. Si optas por cocerla rápido, asegúrate de que no pase de 2-3 minutos a fuego alto, como en un salteado o a la parrilla. Pasado ese tiempo, la carne se endurecerá. Por otro lado, si prefieres un guiso o estofado, lo mejor es cocerla a fuego lento durante un período largo (alrededor de 45 minutos a una hora). Esta técnica permite que la carne se ablande lentamente, absorbiendo los sabores del caldo o de los ingredientes con los que la estés cocinando.

¿Calamar o pota? / Foto: Unsplash

El vinagre o el zumo de limón son excelentes aliados para ablandar la pota. Puedes marinarla en una mezcla de vinagre o limón con especias durante unos 30 minutos antes de cocinarla. Además de mejorar su textura, esto le dará un toque de frescura al plato. Otro truco efectivo es congelar la pota antes de prepararla. Este proceso rompe las fibras musculares, lo que facilita que, una vez cocida, quede más tierna. Asegúrate de descongelarla correctamente antes de proceder con la cocción, dejándola en la nevera durante la noche.