La miel es una sustancia dulce y viscosa que elaboran las abejas a partir del néctar de las flores. Cualquier otra sustancia hecha a base de jarabes y azúcares que intente imitarla, pero que no provenga de las abejas, es un fraude. Pero atención, un fraude de producto, en ninguno caso un fraude de ley; es importante destacar que estas etiquetas son perfectamente legales; una miel hecha de azúcares y jarabes se puede etiquetar como tal, aunque no provenga de las abejas. En el supermercado hay todo tipo de mieles, pero algunas, aunque en la etiqueta lo ponga, no son exactamente miel. Así es como te intentan engañar para venderte miel fraudulenta y cómo puedes asegurarte que la que consumes es de verdad.
Miel fraudulenta
La miel que se elabora a base de jarabes y azúcares a menudo se etiqueta como miel igual que la auténtica y natural. Lo que el consumidor tendría que saber es cómo diferenciar este producto de la miel natural para poder escoger con total transparencia el producto que prefiera. La mejor manera de asegurarse que una miel es natural es comprándola directamente a los apicultores. También conviene evitar las etiquetas en que se indique que la miel proviene de varios países o que es pasterizada, ya que seguramente se tratará de mezclas de diferentes productos. Pero para tenerlo claro del todo, lo mejor que podemos hacer es escuchar la opinión de un experto.
"La única manera de certificar que la miel que compramos es auténtica y de origen nacional es que lo ponga explícitamente en la etiqueta"
Txema Magro es colmenero del Servei Apicultura Fundació el Maresme. En declaraciones al programa Tot Es Mou TV3, Magro explica que "la única manera de certificar que la miel que compramos es auténtica y de origen nacional es que lo ponga explícitamente en la etiqueta". Pero no es suficiente que ponga "miel"; el letrero que tenemos que buscar es "miel 100% de origen nacional".
Otros indicadores
Además de la etiqueta, que a veces puedes ser confusa, otros indicadores que nos ayudan a determinar si una miel es auténtica o no pueden ser el precio o el formato en que se vende. El precio dependerá de cada fabricante, pero según Magro, una miel que ronde los 5 € o 6 € el kilo, difícilmente será natural. En la Fundació Maresme, añade, les cuesta 10 € producirla; por lo tanto, una miel que ronde este precio será más probable que sea natural.
Ahora bien, la manera más directa de saber si una miel es fraudulenta o no es comprobarlo con un par de trucos caseros. A una cucharada de miel, añádele un chorro de vinagre y comprueba si hace burbujas. Si reacciona y hace efervescencia, querrá decir que la miel no es natural. Otra manera es calentando la miel con un mechero. Si la miel se acaba encendiendo y genera llama, querrá decir que es auténtica. Estos trucos, sin embargo, no los podrás hacer hasta que no hayas comprado la miel. Pero al menos te servirán para certificar que el producto que has escogido es realmente el que querías.