Son las dos de la madrugada y no puedes dormir. Te levantas y vas a la cocina, abres el frigorífico o la despensa y te comes lo primero que pillas. Tranquilo, no estás solo, muchas personas lo hacen y se sienten igual de culpables que tú. Sabes que las comilonas nocturnas no son buenas para la cintura ni para el sueño, que luego vendrán los remordimientos, y aun así comes: el cuerpo y la mente exigen azúcares y grasas, así que te lanzas a por ello. También hay otra situación realmente habitual: sales de fiesta y al volver te entra un apetito casi incontrolable y arrasas con lo que encuentras. ¿Te suena?
Está demostrado que comer por la noche en abundancia está relacionado de manera inequívoca con la producción de grasa, el sobrepeso y la obesidad. El problema no es solo que lo hagas en mitad de la noche sino que también te pegas atracones cuando te pones en el sofá.
Está demostrado que comer por la noche en abundancia está relacionado de manera inequívoca con la producción de grasa, el sobrepeso y la obesidad
Hoy te mostramos una serie de trucos para evitar estos malos hábitos:
Lávate los dientes:
Así de simple. Tener ese sabor a menta fresca en tu boca te impide tomar más alimentos después de habértelos cepillado. Tu cuerpo reconoce ese sabor como una señal de que está listo para ir a la cama, lo que anula tu deseo de comer en cierta medida.

Antes de comer, piensa si tienes hambre o no:
Muchas veces es la ansiedad la que nos hace comer sin control. Antes de dirigirte a la nevera, piensa si realmente tienes apetito y si ha pasado suficiente tiempo desde tu última comida. Tal vez te descubras viendo que no necesitas comer justo en este momento.
Come de manera consciente:
Tómate tiempo para elegir qué vas a comer, disfruta de los sabores, mastica despacio. Entiende qué estás haciendo en ese momento y por qué. Es decir, toma conciencia del acto que estás llevando a cabo y procura disfrutarlo.
Ante el impulso de comer, busca una distracción:
Suena un poco mal, pero si tienes el impulso de comer y crees que aún no toca y que además no tienes hambre, puedes buscar una distracción. Sal a dar un paseo, ponte a ordenar los botes del baño o llama a un amigo. Ocupando la mente en otros asuntos, consigues acabar con el impulso primitivo de comer compulsivamente. Y con ello, evitar los atracones de comida.
Comer tras salir de fiesta es bueno, pero en su justa medida:
Los expertos aseguran que tras una noche larga, en la que te vas a dormir a altas horas y tras haber consumido quizás algo de alcohol, es positivo comer antes de ir a dormir. Esto ayudará a tu cuerpo a descansar mejor y a sentirse mejor al día siguiente. Sin embargo, debes comer en su justa medida y procurando comer alimentos lo más saludables posibles.

Come regularmente durante todo el día:
Comer en exceso por la noche se ha relacionado con patrones de alimentación erróneos que a menudo se pueden clasificar como alimentación desordenada. Comer a intervalos planificados durante todo el día de acuerdo con los patrones de alimentación “normales” puede ayudar a mantener estable el azúcar en la sangre.
También puedes ayudar a prevenir la sensación de hambre voraz, cansancio, irritabilidad o una falta percibida de alimentos.
No guardes comida basura en la casa:
Si eres propenso a comer comida basura rica en grasas y azúcar por la noche, no la tengas en casa. Llena tu casa con alimentos saludables que disfrutes. Luego, cuando tengas ganas de comer, no comerás comida basura.