Los buñuelos de viento son un clásico de la repostería tradicional. Crujientes por fuera, esponjosos por dentro y con un sabor inconfundible, nos transportan a la infancia y a esas tardes en casa de la abuela. Aunque parecen complicados, con la receta y los trucos adecuados, conseguirás unos buñuelos perfectos.
Cómo hacer los mejores buñuelos de viento
Para hacer buñuelos de viento necesitarás los siguientes ingredientes:
- 125 ml de agua
- 125 ml de leche
- 100 g de mantequilla
- 150 g de harina
- 4 huevos
- 1 cucharadita de azúcar
- 1 pizca de sal
- Ralladura de limón o naranja (opcional)
- Aceite para freír (preferiblemente de girasol o suave)
- Azúcar glas para espolvorear
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En un cazo, calienta el agua, la leche, la mantequilla, el azúcar y la sal. Cuando la mantequilla esté completamente derretida y el líquido empiece a hervir, añade la harina de golpe. Remueve con una cuchara de madera sin parar hasta que la masa se despegue de las paredes del cazo y forme una bola. Retira la masa del fuego y deja templar unos minutos. Luego, añade los huevos uno a uno, batiendo bien tras cada adición. Es importante no agregar el siguiente huevo hasta que el anterior esté bien integrado. La masa debe quedar suave, brillante y algo pegajosa, pero lo suficientemente firme para mantener su forma al freír.
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Calienta abundante aceite en una sartén o cazo a unos 170 °C. Con la ayuda de dos cucharas, forma pequeñas porciones de masa y échalas en el aceite caliente. No pongas demasiados a la vez, ya que los buñuelos crecerán y necesitan espacio. Déjalos freír hasta que estén dorados y esponjosos. Se darán la vuelta solos al inflarse, pero si no lo hacen, ayúdalos con una espumadera. Retira los buñuelos y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Una vez templados, espolvoréalos con azúcar glas. También puedes rellenarlos de crema pastelera o chocolate si lo prefieres.
No intentes freír muchos a la vez, pues crecerán y necesitarán espacio en la sartén
Consejos de la abuela
No batas la masa en exceso después de añadir los huevos, solo lo necesario para integrarlos. El aceite debe estar caliente, pero no demasiado. Si está muy frío, los buñuelos absorberán aceite y quedarán grasientos; si está demasiado caliente, se dorarán por fuera y quedarán crudos por dentro. Si quieres que los buñuelos sean más ligeros, usa solo agua en lugar de leche. Para darles más sabor, añade una pizca de anís o canela a la masa. Siguiendo estos pasos, conseguirás unos buñuelos de viento irresistibles, como los que hacía tu abuela.