Hacer membrillo en casa es una tradición que muchas familias han transmitido de generación en generación. Si alguna vez has probado el membrillo de tu abuela, sabrás que tiene un sabor y una textura inigualables, muy diferentes a los que se compran en tiendas. La clave para lograr ese toque especial radica en la paciencia, el cuidado en cada paso y, por supuesto, la selección de ingredientes frescos. Aquí te explicamos cómo hacerlo para que te quede tan delicioso como el de la abuela.

Cómo hacer membrillo casero

Primero, necesitarás ingredientes sencillos: membrillos frescos, azúcar y agua. Es recomendable que los membrillos estén bien maduros, ya que su sabor será más dulce y su carne más fácil de trabajar. También es importante lavar muy bien la fruta, ya que la piel estará en contacto con el agua que luego formará parte de la receta.

Membrillo al natural / Foto: Unsplash

El primer paso consiste en pelar los membrillos y cortarlos en trozos pequeños. Esta parte puede ser un poco complicada, ya que los membrillos son duros. Ten paciencia y utiliza un cuchillo afilado para facilitar la tarea. Una vez cortados, coloca los trozos en una cacerola grande con suficiente agua para cubrirlos y ponlos a hervir. Cocina los membrillos hasta que estén tiernos; esto puede llevar entre 30 y 40 minutos. Sabes que están listos cuando puedes pincharlos fácilmente con un tenedor.

El primer paso consiste en pelar los membrillos y cortarlos en trozos pequeños; esta es la parte más complicada

Cuando los membrillos estén tiernos, escúrrelos y tritúralos con un pasapuré o un procesador de alimentos hasta obtener un puré suave. Ahora, pesa el puré de membrillo y añade la misma cantidad de azúcar. Este es un punto importante, ya que la proporción de azúcar es lo que garantiza la consistencia adecuada del dulce.

Membrillo fresco / Foto: Unsplash

A continuación, pon la mezcla de puré y azúcar en una cacerola grande y cocínala a fuego lento. Este proceso puede llevar entre 45 minutos y una hora. Durante este tiempo, es crucial remover constantemente para evitar que se pegue y se queme. La mezcla comenzará a espesar y adquirir un color dorado intenso. Sabes que está lista cuando al pasar una cuchara por el fondo de la cacerola, la mezcla se separa y no se junta de inmediato. Finalmente, vierte el membrillo en un molde previamente engrasado o cubierto con papel de horno. Deja enfriar a temperatura ambiente y, cuando esté firme, ya podrás disfrutar de ese membrillo casero que te transportará a los sabores de la infancia, con ese toque artesanal que solo el tiempo y el cariño pueden dar.