Los níscalos, también conocidos como robellones en algunas regiones, son un tipo de seta muy apreciada en la gastronomía por su sabor y textura. Sin embargo, antes de cocinarlos, es fundamental limpiarlos correctamente para eliminar la suciedad, restos de hojas o agujas de pino que suelen adherirse a ellos.

Cómo limpiar los níscalos

Los materiales necesarios son un cepillo de cerdas suaves o un trapo limpio, un cuchillo pequeño o puntilla y agua (opcional, usar solo cuando sea necesario).

El primer paso para limpiar los níscalos es retirar la suciedad que pueda haber en la superficie. Los níscalos suelen recolectarse en zonas boscosas, por lo que es común que lleven tierra, hojas y pequeñas ramitas adheridas a su piel. Usa un cepillo de cerdas suaves o un trapo seco para frotar con suavidad la superficie del níscalo, eliminando cualquier rastro de tierra visible. Es importante no usar demasiada fuerza para evitar dañar la seta.

Siguiendo estos pasos, tendrás tus níscalos listos para disfrutar en guisos, salteados o como acompañamiento en tus platos favoritos.

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Materiales básicos para limpiar setas / Foto: Unsplash

Limpiar la parte inferior del sombrero y retirar las partes dañadas

Una de las zonas donde más se acumula suciedad es en la parte inferior del sombrero, donde se encuentran las láminas del níscalo. Si observas que hay restos de tierra o agujas de pino entre las láminas, puedes usar un cepillo pequeño o incluso un pincel fino para eliminar estos restos. En este paso es importante tener paciencia y no mojar las setas, ya que el agua puede alterar su textura. Una vez que hayas limpiado la superficie y las láminas del níscalo, revisa si hay zonas dañadas o partes que hayan sido mordidas por insectos. Usa un cuchillo pequeño o una puntilla para retirar cualquier parte que no esté en buen estado. Es recomendable cortar también la base del pie de la seta, ya que suele acumular más tierra.

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Limpiar níscalos / Foto: Unsplash

¿Debo lavar los níscalos con agua?

En general, se recomienda evitar lavar los níscalos con agua, ya que pueden absorberla y perder parte de su sabor y textura. Sin embargo, si están muy sucios o presentan restos difíciles de quitar, puedes enjuagarlos ligeramente bajo un chorro suave de agua fría. Asegúrate de secarlos bien con un trapo limpio o dejarlos sobre papel de cocina para que eliminen el exceso de humedad.

El almacenamiento y conservación

Una vez limpios, los níscalos deben guardarse en el frigorífico, preferiblemente en una bolsa de papel para que respiren y no se enmohezcan. Consúmelos lo antes posible, ya que son delicados y no duran muchos días frescos.