La cúrcuma es una especia ampliamente utilizada por sus propiedades medicinales, especialmente por su capacidad para combatir la inflamación. Su compuesto activo, la curcumina, tiene potentes efectos antiinflamatorios y antioxidantes, lo que la convierte en una opción natural para tratar diversas afecciones inflamatorias. Incorporarla en las recetas diarias puede ser una forma eficaz y deliciosa de aprovechar estos beneficios.

La cúrcuma en las recetas

Una forma sencilla de integrar cúrcuma en tu dieta es agregándola a sopas, caldos y guisos. Su sabor terroso combina perfectamente con platos a base de verduras, legumbres o carnes. Para obtener un efecto antiinflamatorio óptimo, se recomienda cocinar la cúrcuma con grasas saludables, como aceite de oliva o de coco, y añadir una pizca de pimienta negra. Esta combinación aumenta significativamente la absorción de la curcumina en el cuerpo.

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Puedes añadir cúrcuma a tus sopas / Foto: Unsplash

Si prefieres algo más fresco, puedes añadir cúrcuma a tus batidos o smoothies. Mezcla una pequeña cantidad de cúrcuma en polvo con frutas como mango, piña o plátano, que enmascaran su sabor fuerte y le dan un toque tropical. Además, puedes incluir una cucharadita de aceite de coco o mantequilla de almendras para mejorar la absorción. Este tipo de batidos son perfectos para tomar en la mañana o después de hacer ejercicio, ya que ayudan a reducir la inflamación y promueven una rápida recuperación muscular.

Puedes añadir cúrcuma a tus batidos o smoothies

La leche dorada es una bebida tradicional que combina cúrcuma con leche (puede ser de vaca o vegetal), canela, jengibre y un toque de miel. Esta infusión es perfecta para calmar el cuerpo al final del día y proporcionar un impulso antiinflamatorio. La cúrcuma en polvo se disuelve bien en líquidos calientes, y al agregar un poco de pimienta negra y aceite de coco, nuevamente se facilita la absorción de la curcumina.

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Leche dorada / Foto: Unsplash

Otra manera de incorporar cúrcuma en tus comidas es mediante aderezos y marinadas. Puedes crear un aderezo antiinflamatorio para ensaladas mezclando cúrcuma con aceite de oliva, limón, vinagre de manzana y ajo. Además, puedes marinar carnes o vegetales con cúrcuma, jengibre y ajo para luego asarlos o cocinarlos al vapor. Este uso versátil de la cúrcuma no solo añade sabor, sino que transforma platos comunes en comidas medicinales. Finalmente, la cúrcuma es ideal para dar color y sabor a platos a base de arroz, quinoa o bulgur. Un simple arroz amarillo, sazonado con cúrcuma, ajo y un chorrito de aceite de oliva, puede ser un acompañamiento nutritivo y antiinflamatorio.

Incorporar la cúrcuma en tu dieta de forma regular, junto con grasas saludables y pimienta, potenciará sus propiedades antiinflamatorias.