Los crepes son el comodín perfecto para unos postres, un desayuno o una merienda. De entrada se pueden comer en casi cualquier momento del día, pero es que además se pueden hacer con los ingredientes que más te gusten. Dulces y salados, maridados con un zumo o con una copa de vino. Este dulce de origen francés celebra hoy, día de la Candelera, su día mundial.
Origen bretón
Si tuviéramos que adjudicar el origen de los crepes a algún personaje de ficción, los candidatos más indicados serían, sin duda, Astérix y Obélix. Los resistentes galos son los abanderados de una tierra, Bretaña, que es la cuna de uno de los dulces - y salados - más populares de todo el mundo. Los crepes, por si existe la remota posibilidad de que alguien todavía no sepa qué son, se elaboran con diferentes tipos de cereales - que conforman la base de la masa - y el condimento o relleno que más te guste.
A diferencia del pueblo galo de los personajes de Goscinny y Uderzo, los crepes son mundialmente famosos y queridos por todo el mundo, incluso por los romanos
Los más conocidos y populares son los crepes de chocolate, elaborados hasta el infinito en tiendas callejeras de grandes ciudades turísticas y en postres de restaurantes que saben la carta que tienen que jugar para gustar a cualquier cliente famélico. A diferencia del pueblo galo de los personajes de Goscinny y Uderzo, los crepes son mundialmente famosos y queridos por todo el mundo, incluso por los romanos.
El mundo de este dulce - y salado, insistimos - va mucho más allá del chocolate, pero sobre todo de la masa esponjosa
Sabrosas y crujientes
La imagen que todo el mundo tiene en la cabeza de los crepes es la de una masa esponjosa doblada sobre sí misma y rellena de chocolate deshecho. Y efectivamente, este es un crepe delicioso. Pero el mundo de este dulce - y salado, insistimos - va mucho más allá del chocolate, pero sobre todo de la masa esponjosa. En Francia se conoce a los crepes crujientes como galettes. Es fácil intuir que la galette tiene una textura y sabor similar a una galleta, crujiente y dura, con un sabor y textura similares a lo que aquí conocemos como 'gofre'. Pero la galette no deja de ser otro tipo de crepe, a menudo reservado para los acompañamientos salados. ¿Hay alguna norma que dicte qué crepes se comen con qué? Evidentemente, no. Si te apetece comerte un crepe esponjoso con jamón dulce y queso, adelante. Y si la galette te gusta más con chocolate deshecho y azúcar glas, pues bienvenido sea también. ¡Desde el chocolate hasta el sirope, pasando por mermeladas, confituras, frutas y embutidos, los crepes son un lienzo en blanco para los amantes de la buena cocina dulce - y salada! -.