A la hora de cocinar, no se vale hacerlo de cualquier manera. La cocina es un arte por muchas razones; desde los sabores que se pueden obtener a la hora de cocinar los alimentos hasta los beneficios nutricionales que nos aporta una dieta equilibrada. Pero para poder disfrutar de una comida sabrosa y nutritiva, conviene saber cómo cocinar cada alimento, y sobre todo como conservarlo antes de ponerlo en la cazuela. Y si bien es cierto que los alimentos secos son relativamente fáciles y seguros de guardar, con los productos frescos, como la coliflor, conviene tener más cura.

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Cómo conservar la coliflor

Para poder maximizar el contenido nutricional de la coliflor antes de cocinarla, conviene saber cómo guardarla correctamente. Con los productos frescos, cuanto antes los consumamos, mejor. Por muy bien que guardemos una verdura, un corte de carne o unos trozos de pescado, si esperamos una semana para cocinarlos seguro que serán peores que si los consumimos el mismo día que los compramos. Ahora bien, si tienes que guardar unos días la verdura en la nevera, tienes que saber cómo hacerlo para que cuando te la comas te aporte el máximo de nutrientes posibles.

Coliflor comida alimentos / Foto: Pixabay
Coliflor / Foto: Pixabay

El tamaño de las verduras, aunque pueda parecer irrelevante, es más importando de lo que parece. Guardar correctamente unas alcachofas o unas zanahorias es más sencillo que guardar una lechuga; cuanto más espacio ocupe un alimento en la nevera, más complicado suele ser guardarlo. Y con la coliflor pasa un poco lo mismo. Uno de los errores más comunes es guardar la coliflor en una bolsa, sea de plástico o de papel, totalmente cerrada. Solemos pensar que si aislamos la coliflor del resto de la nevera la podremos conservar mejor. El problema es que si no dejamos que el aire circule a través de la bolsa, la humedad de la verdura quedará atrapada y se empezará a estropear antes. Por lo tanto, una buena manera de conservarla es guardarla en el cajón de las verduras de la nevera dentro de una bolsa, pero con agujeros. Aunque si no se tiene que consumir inmediatamente, la mejor idea es congelar la coliflor.

Gestión en el congelador

El origen de la coliflor, según fuentes de la Diputación de Barcelona y el Servicio de Salud Pública, "se encuentra hacia el siglo VI a.C. en países con climas templados cerca del Mediterráneo oriental". Con respecto a sus propiedades nutricionales, es un alimento "rico en agua y fibra, y es pobre en hidratos de carbono, proteínas y grasas. Tiene un elevado contenido en las vitaminas A, K, B6, B9 y C; y los minerales como calcio, cloro, fósforo, magnesio y potasio". Para mantener todos estos nutrientes, la coliflor se puede congelar cruda o cocida. La mejor manera de hacerlo, sin embargo, es cocida. No hay que cocinarla como si te la fueras a comer; solo con que la blanquees durante 3 minutos, como si la escaldaras, será suficiente para mantener mejor todas sus propiedades. Si no tienes tiempo, sin embargo, la puedes guardar cruda.