¿Cuántas veces te has encontrado un yogur caducado en la nevera? Y, ¿eres de los que se los come tras darle muchas vueltas al asunto o de lo que los tiran directamente? En cualquier caso, vamos con una información que te interesa y que te va a ayudar en tu próxima gran decisión respecto a ese yogur olvidado.

¿Caducan los yogures? La respuesta definitiva

Los yogures no caducan y así lo confirma la Academia española de Nutrición y Dietética. Pero, ¿por qué hay una fecha en cada envasado? Boticaria García, divulgadora y autora de varios libros de nutrición y salud, nos lo explica de una forma amena y sencilla en su cuenta de Instagram (@boticariagarcia, por si todavía no la sigues).

Desde 2014 cambió la regulación y se eliminó la fecha de caducidad en los yogures. La que aparece ahora es la fecha de consumo preferente, que no es lo mismo. La primera se refiere al momento en el que un producto deja de ser seguro, la segunda tan solo a que ese alimento puede perder algunas de sus propiedades y, por lo tanto, el fabricante debe avisarlo.

Los yogures no caducan / Foto: Pixabay

Boticaria García no se atreve a dar una fecha concreta, pero adelanta que un yogur puede ser seguro incluso semanas después de haber cumplido la fecha que llevan impresa. El cómo saberlo es tan fácil como abrirlo y comprobar que todo está bien. Si el color ha cambiado, la textura es diferente o no huele bien, sí que hay que tirarlo. Es un caso similar al de los huevos, que se nota rápido cuando está en mal estado.

Grandes diferencias y el motivo definitivo

Lo que sí destaca la experta es la gran diferencia que existe entre los tipos de yogur. El natural será el más resistente, mientras que los que tienen trozos de frutas son más sensibles y pueden echarse a perder antes. También es importante saber cómo se ha conservado ese yogur, siendo vital el poder mantener la cadena del frío. Si te has dejado un yogur en un coche durante varias horas, definitivamente no te lo comas.

Los yogures naturales son los más resistentes / Foto: Pixabay

Ramón de Cangas, doctor en Biología Funcional y Molecular por la Universidad de Oviedo y dietista-nutricionista por la Universidad de Navarra, explica que “el yogur es un alimento con un pH muy ácido (igual o por debajo de 4,6). Esta acidez complica muchísimo el establecimiento y desarrollo de microorganismos patógenos que comprometan nuestra salud. Por si fuera poco, se elabora con leche pasteurizada, con lo que se elimina la carga microbiana patógena y potencialmente alterante desde el inicio”, finaliza.

Así mismo, en la misma web de la Academia española de Nutrición y Dietética nos recuerdan que los yogures aguantan un tiempo, pero no son eternos. Además, tal como también cuenta García, pasado el tiempo recomendado por el fabricante se pueden apreciar cambios en el producto que afecten al sabor o la textura. Algunos son leves, pero otros nos pueden hacer dudar y, esa misma duda, puede lograr que nos siente mal, sobre todo si se tiende a ser un tanto hipocondríaco. Por eso, la recomendación general es: si abres un yogur y está y sabe bien, disfruta de él. ¿Sospechas?, entonces tíralo.