Las ostras, conocidas como los riñones del mar, cumplen una función esencial en los ecosistemas acuáticos: filtran enormes cantidades de agua, atrapando partículas en suspensión y eliminando impurezas. Sin embargo, esta capacidad de limpieza también significa que pueden acumular toxinas, bacterias y metales pesados que, si no se eliminan adecuadamente, podrían representar un riesgo para la salud humana. Para evitar esto, las ostras destinadas al consumo pasan por un proceso de depuración antes de llegar a la mesa. Este procedimiento, que simula un ambiente marino limpio, permite que las ostras expulsen los contaminantes que han absorbido mientras filtraban el agua. Gracias a la depuración, se reducen significativamente los riesgos asociados al consumo de estos moluscos, garantizando que sean seguros para el ser humano sin alterar su sabor ni sus propiedades nutricionales.
Así se depuran los riñones del mar para no acumular toxinas
El proceso de depuración comienza inmediatamente después de la recolección. Las ostras se transportan con rapidez a instalaciones especializadas, donde se colocan en tanques con agua de mar previamente filtrada y esterilizada. El objetivo es simple, pero crucial: permitir que sigan filtrando agua, pero esta vez sin impurezas, para que expulsen cualquier bacteria o toxina que hayan acumulado en su interior. La duración del proceso varía según el grado de contaminación del área de recolección y las regulaciones de cada país, pero suele oscilar entre 24 y 48 horas. Durante este tiempo, se mantiene un control estricto de la temperatura y la salinidad del agua, asegurando que las ostras no sufran estrés y puedan depurarse de manera efectiva.

Este proceso añade reputación a un producto siempre considerado como gourmet
Uno de los aspectos más importantes de la depuración es la eliminación de microorganismos peligrosos, como las bacterias Vibrio o el norovirus, que pueden provocar intoxicaciones graves en el ser humano. Para garantizar la eliminación de estos patógenos, el agua utilizada en la depuración es tratada con luz ultravioleta, evitando así el uso de productos químicos que podrían afectar el sabor y la calidad del molusco. Además, en algunos casos, se combinan técnicas de depuración con períodos de ayuno, permitiendo que las ostras eliminen residuos metabólicos antes de su distribución.

Una vez finalizada la depuración, las ostras son sometidas a controles sanitarios para asegurar que cumplen con los estándares de seguridad alimentaria. Solo después de superar estas pruebas pueden ser vendidas al consumidor. Este proceso no solo protege la salud de quienes las consumen, sino que también mantiene la reputación de las ostras como un producto gourmet de alta calidad. La próxima vez que disfrutes de una ostra fresca, recuerda que, antes de llegar a tu plato, ha pasado por un riguroso proceso de limpieza que la hace segura y deliciosa.
Este artículo ha sido elaborado con la ayuda de ChatGPT y supervisado por un periodista de Elnacional.cat.