El desayuno de tenedor es la comida más querida por los catalanes. Un buen capipota o uno blanco y negro son platos ideales para empezar la jornada. Hace unas semanas, el periodista Albert Molins presentaba EsmorzApp, una aplicación en la que los usuarios pueden recomendar locales de los Països Catalans donde hacer un buen desayuno de tenedor. Ahora, Molins va un paso más allá y presenta el libro de la aplicación, una recopilación de locales, recetas y textos divulgativos sobre la comida por excelencia en nuestra casa.

El libro del desayuno de tenedor

Editado por Cossetània, el libro del desayuno de tenedor es la última publicación de Albert Molins. Para presentarlo, como no, Molins y Cossetània han convocado un desayuno de tenedor en la "sacristia del templo" de los desayunos de tenedor: la cocina del bar Gelida de Barcelona. Molins ha explicado que "el libro habla, en realidad, de cocina catalana; por lo tanto, de cultura catalana". El periodista afirma que "la cocina catalana está en peligro igual que lo está la lengua, son procesos paralelos".

El libro es una guía muy completa de una comida social mucho más vinculada al turismo cultural y al deporte de lo que parece

Tanto EsmorzApp, como sobre todo el libro, son proyectos que nacen con la intención de dar a conocer la tradición del desayuno de tenedor por todo el país para hacerlo más atractivo e incentivar la costumbre. Molins explica, sin embargo, que "no es suficiente con hablar de ello, sino que la cocina catalana se tiene que hacer bien". Evidentemente preferiremos una pizza buena a una coca de recapte mala, o un ramen bien hecho que una mala escudella. Por lo tanto, además reivindicar la tradición, también se tiene que cuidar la calidad de los platos servidos.

Presentación del libro del desayuno de tenedor en el bar Gelida / Foto: Oriol Foix

Oficio de hombres y personas mayores

El desayuno de tenedor es una tradición celebrada, sobre todo, por hombres y por personas mayores. Son pocos los jóvenes y las mujeres que se animan a desayunar unos callos, en comparación con el volumen de hombres mayores que lo hacen. Eso no quiere decir que no estén; en uno de los capítulos del libro, Molins habla del tema y lo pone sobre la mesa como un aspecto a debatir y a tener presente para, como mínimo, ser conscientes de ello.

Pero además de recetas e historia, el libro también habla de otros aspectos prácticos como el precio; ¿cuánto tiene que valer un desayuno de tenedor? Los platos; ¿se tienen que comer postres, o no? O las diferentes variaciones de la comida en función del territorio de los Països Catalans. El libro es una guía muy completa de una comida social mucho más vinculada al turismo cultural y al deporte de lo que parece y que seguro aportará un granito de arena para evitar que, tal como dice Molins, "la próxima generación se muera sin haber probado nunca un arroz a la cazuela"