Es una costumbre extendida entre la población el hecho de asociar las Denominaciones de Origen (DO) con los vinos. Pero hay un tipo de producto más allá de las bebiendas vínicas que disfrutan de esta mención especial, el sello que marca una Indicación Geográfica (IG). Se trata de las bebidas espiritosas que están reguladas por el reglamento de la Unión Europea del 2019. En Catalunya, tenemos dos: el Brandy del Penedès y la Ratafia Catalana.
El Brandy del Penedès, intenso y cálido
El brandi en Catalunya puede reivindicar una historia muy antigua, que se remonta al siglo XIII con el primer Aqua Vitae obtenido por Arnau de Vilanova. En el siglo XIX, la destilación de vinos era una industria ampliamente extensa. Pero la mayoría de empresas que elaboran actualmente el Brandy del Penedès provienen de una larga tradición vitivinícola. Iniciaron la actividad de destilería a principios del siglo XX y no pasaron a la elaboración comercial de este licor hasta la década de 1940. Las zonas en las cuales se ha elaborado tradicionalmente el Brandy del Penedès son las comarcas del Alt Penedès y el Baix Penedès y un municipio del Tarragonès, en Constantí.

¿Sin embargo, qué es el Brandy del Penedès? Esta bebienda de Indicación Geográfica es una bebida espiritosa (graduación alcohólica mínima de 36% vol.) color ámbar en topacio con reflejos de oro viejo conseguido a partir de aguardientes de vino que se envejece en botas de madera de roble. Presenta un aroma intenso y cálido, donde se pueden encontrar toques de frutos secos, con un buqué muy vivo, así como notas de especias como la canela, la vainilla y la nuez moscada. El envejecimiento en botas de madera de roble tiene un periodo mínimo de seis meses, pero se puede alargar varios años. Este puede ser tanto estático como dinámico, pero siempre finaliza en recipientes de roble de máximo 500 litros, cosa que permite un mayor contacto con la madera que aporta los matices aromáticos.
Este brandi en el paladar es rico en taninos, evolucionando hacia un final en boca persistente en que se pueden manifestar los matices aromáticos del roble. Es seco, fruto del suyo bajo contenido en azúcares. La destilación permite separar los alcoholes, los ésteres, los aldehídos y los elementos volátiles del agua y de los residuos sólidos del vino. En el caso del Brandy del Penedès, se utiliza tanto la destilación continua como la discontinua, y la discontinua es la destilación tradicionalmente más utilizada. La discontinua consiste en una doble destilación en alambiques de cobre que permite obtener un líquido incoloro y muy aromático.
El secreto de la Ratafia Catalana
La otra bebida espiritosa de Catalunya con el sello IG es la Ratafia Catalana. El ámbito tradicional de elaboración de la ratafía eran las masías, donde cada campesino lo elaboraba aportando su toque especial. Era un secreto que pasaba de una generación a la otra. Con el éxodo rural y el paso en una población cada vez más urbana, la elaboración recayó en manos de empresas especializadas. Este hecho ha implicado que la ratafía se haya elaborado en nuestro país de manera ininterrumpida.
La descripción de esta reliquia de nuestro territorio esconde un licor de color caramelo elaborado por maceración hidroalcohólica, principalmente de nuevos verdes y la incorporación de una mezcla de plantas aromáticas. Las combinaciones de hierbas y especias son infinitas, pero siempre tiene que incluir, como mínimo, hierba luisa, canela, clavo y nuez moscada. Posteriormente, se envejece en recipientes de madera durante un mínimo de tres meses. La Ratafia Catalana, a diferencia del anterior producto, se produce en todo el territorio catalán. El producto final tiene una graduación alcohólica de entre el 24 y el 30% del volumen y 100/400 g por litro de azúcares. Una vez envasada, la ratafía puede ser conservada durante mucho tiempo, tanto en las instalaciones del elaborador como en casa.

La elaboración de la Ratafia Catalana ha ido tradicionalmente ligada al calendario Santoral, de aquí el dicho "Las hierbas de San Juan tienen virtud todo el año". Así pues, en Catalunya el calendario tradicional recogido por varios autores era el siguiente: la recolección de nuevos y de hierbas se asocia con San Juan, que es cuando están en plena sazón. Por San Pedro, si se han guardado las hierbas, se hace la mezcla. Por la Virgen de Agosto se embotella. Y finalmente por Navidad se cuela. La degustación puede ser después de Navidad, aunque hay quien no espera y lo hace por Todos los Santos.