Hervir un huevo duro puede parecer una de las tareas más simples en la cocina, pero cualquiera que lo haya intentado sabe que conseguir el punto ideal no siempre es fácil. Un huevo pasado de cocción puede volverse seco y con una yema harinosa, mientras que uno poco cocido puede resultar demasiado líquido. Ahora, un equipo de científicos italianos de la Universidad Federico II de Nápoles ha encontrado la fórmula exacta para cocinar un huevo duro con la textura y el sabor perfectos. Su secreto radica en algo que pocos consideran: la clara y la yema necesitan temperaturas distintas para alcanzar su punto óptimo.
La fórmula del huevo duro perfecta
Según los investigadores, la clara de huevo, que está compuesta principalmente por albúmina, se cocina mejor a unos 85 °C, mientras que la yema alcanza su mejor textura a aproximadamente 65 °C. El problema es que, en un proceso de cocción tradicional, ambas partes se calientan al mismo ritmo, lo que genera una textura menos uniforme. Para solucionar este dilema, el equipo desarrolló un método que consiste en sumergir los huevos en dos ollas de agua a temperaturas distintas de forma alternada. El proceso dura aproximadamente 30 minutos e implica sumergir los huevos en agua hirviendo durante dos minutos, luego en agua a 30 °C por otros dos minutos, repitiendo el ciclo ocho veces.

¿Funciona realmente esta técnica?
Quienes han probado este método afirman que el resultado es impresionante. La clara queda firme, pero sin ser gomosa, mientras que la yema logra una textura suave y cremosa sin llegar a estar líquida. Además, los científicos aseguran que esta forma de cocción no solo mejora la textura y el sabor, sino que preserva mejor los valores nutricionales del huevo en comparación con los métodos tradicionales. Eso sí, aplicar esta técnica requiere paciencia y precisión. Un termómetro de cocina es imprescindible, ya que mantener el agua fría a una temperatura estable de 30 °C puede ser un desafío. También se recomienda rascar ligeramente la cáscara del huevo antes de la cocción para mejorar la distribución del calor.

Más que una receta, un experimento científico
El equipo de investigadores, liderado por Ernesto Di Maio, no es especialista en gastronomía, sino en la estructura de materiales a diferentes temperaturas. Su motivación para estudiar los huevos surgió de un desafío lanzado por un colega, que les pidió aplicar sus conocimientos científicos a un problema cotidiano. Tras meses de simulaciones por ordenador y pruebas de laboratorio, los investigadores lograron encontrar la ecuación exacta para cocinar un huevo perfecto. Aunque su intención no era revolucionar la cocina, su estudio demuestra que, incluso en algo tan simple como hervir un huevo, la ciencia puede marcar la diferencia.