Pasadas varias semanas desde que nos despedimos del turrón, el pantalón sigue sin cerrar y los propósitos de Año Nuevo están ya casi olvidados. Ahora es cuando comienzan los reproches y las preguntas sobre qué estás haciendo mal para no lograr perder ni un gramo. En muchos casos, el gran problema y el motivo por el que no se pierde peso y no se recupera la figura es que se elige mal la dieta. Es decir, el error está en el planteamiento y no en el desarrollo.

Eliminar los hidratos de carbono y la solución a los problemas de sobrepeso

Cuando se habla de perder peso o de llevar una dieta más saludable, los hidratos de carbono suelen ser los primeros en desaparecer del plato. ¿Por qué? Durante años, se han asociado con el aumento de peso y con esa temida “hinchazón” que muchos buscan evitar. Su presencia en alimentos como pan, pasta o patatas, que se consideran calóricos y fáciles de consumir en exceso, ha hecho que se conviertan en el villano favorito de las dietas rápidas.

La pasta se ha convertido en el villano culinario / Foto: Freepik

Por eso, estas épocas de dietas, es fácil escuchar lo de “yo he dejado el pan”, “ahora tengo prohibido todo tipo de pasta” o “en mi casa ya no entran patatas”. Esto suele funcionar en un principio, sobre todo si al dejar el pan también se deja el embutido, si el consumo de patatas era por lo general fritas o si la pasta solía ir acompañada bien de chorizo y queso gratinado.

Una visión simplista y un papel esencial

Esta forma de tratar a los hidratos ignora su papel crucial como fuente de energía y su impacto en el correcto funcionamiento del organismo. Así, antes de dejarlos fuera y condenarlos al destierro de nuestra dieta, es conveniente saber qué son los hidratos.

Son uno de los tres macronutrientes esenciales en nuestra alimentación, junto con las proteínas y las grasas. Están presentes en una amplia variedad de alimentos, desde frutas, verduras y cereales integrales hasta productos como pan, pasta o arroz. Su estructura química varía entre simples (como los azúcares) y complejos (como el almidón y la fibra), lo que influye en cómo el cuerpo los digiere y los utiliza. Los hidratos simples se encuentran en alimentos como el azúcar de mesa y las frutas, mientras que los complejos predominan en legumbres, cereales integrales y tubérculos.

Las temidas patatas fritas / Foto: Freepik

El principal papel de los hidratos es proporcionar energía. Cuando los consumimos, el cuerpo los transforma en glucosa, que es el combustible básico para las células. Este proceso es especialmente importante para órganos como el cerebro y los músculos, que dependen de un suministro constante de glucosa para funcionar correctamente. Además, algunos hidratos, como los que contienen fibra, tienen beneficios adicionales: regulan el tránsito intestinal, ayudan a mantener estables los niveles de azúcar en sangre y contribuyen a una microbiota saludable. Privar al cuerpo de esta fuente de energía puede generar fatiga, falta de concentración y alteraciones en el metabolismo.

¿Qué dice Harvard?

Un estudio publicado en Jama Network por investigadores de la Universidad de Harvard, no solo echa por tierra la idea de que los hidratos son los mayores enemigos de una figura esbelta. Tras una larga investigación, han llegado a la conclusión de que la calidad de los nutrientes es lo que interfiere realmente en nuestra salud. El análisis destacó que una dieta con un 20 % de carbohidratos puede contribuir a una pérdida de peso más notable en comparación con otras opciones, como la dieta mediterránea o las bajas en grasas. Esto pone de manifiesto que la clave no está únicamente en la cantidad de macronutrientes, sino en la calidad de los mismos. Este estudio demuestra que no todos los hidratos son iguales y que optar por fuentes saludables puede marcar la diferencia no solo en el peso, sino también en la salud a largo plazo.