Rallar la piel del limón o la naranja es un gesto común en la cocina, pero hay un error que muchos pasan por alto y que puede poner en riesgo la salud. La cuenta de Instagram @microbiotadesdecero ha compartido un vídeo en el que advierte sobre los tóxicos que pueden estar presentes en la piel de estas frutas. Aunque su cáscara es muy utilizada en repostería o para dar aroma a ciertos platos, lo que pocos saben es que, antes de llegar a nuestras manos, los supermercados tratan la fruta con aditivos y ceras para que luzca más atractiva y dure más tiempo en las estanterías. No se trata solo de un tema estético, sino de una estrategia comercial para evitar que los cítricos se deterioren rápidamente.

El error al rallar el limón o la naranja

Sin embargo, lo que muchos desconocen es que estos tratamientos pueden incluir ceras naturales o sintéticas, sulfato potásico como antimoho y otros compuestos que no deberían estar en nuestra alimentación si no se eliminan correctamente antes de consumir la fruta.

Frutas cítricas / Foto: Unsplash
Frutas cítricas / Foto: Unsplash

El principal problema es que estos productos se aplican después de la recolección, por lo que no se encuentran de forma natural en la piel de los cítricos. Esto significa que, si utilizamos la cáscara sin haber lavado bien la fruta, estamos incorporando a nuestros platos residuos químicos que podrían ser perjudiciales para la salud. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda lavar siempre la fruta antes de consumirla, incluso cuando no se va a comer la piel. La razón es simple: al manipular la fruta con las manos, los restos de estos compuestos pueden transferirse al interior al cortarla, pelarla o exprimirla.

El principal problema es que estos productos se aplican después de la recolección

El problema se agrava cuando usamos la piel directamente en la cocina sin un lavado previo. Muchos confían en que la piel del limón o la naranja es completamente natural y segura, pero sin un lavado adecuado, los residuos de ceras y fungicidas acaban en nuestra comida. Lo ideal es lavar la fruta con agua y, si es posible, frotarla con un cepillo o usar bicarbonato y vinagre para eliminar mejor los restos superficiales. También es recomendable lavarse bien las manos tras manipular la fruta, especialmente si se va a rallar la piel, para evitar que los compuestos no deseados terminen en los alimentos.


Este es el precio de querer frutas bonitas y duraderas en los supermercados. La próxima vez que vayas a rallar un limón o una naranja, asegúrate de haber limpiado bien su piel. Solo así te garantizarás que lo que añades a tu plato es realmente saludable y libre de productos no deseados.