Las pieles de pescado son un tema intrigante en la cocina y la nutrición. A menudo pasan desapercibidas, pero tienen un potencial nutritivo significativo. ¿Son buenas para comerlas? La respuesta puede variar dependiendo de varios factores. Por una parte, las pieles de pescado son ricas en colágeno, un componente clave para la salud de la piel, las articulaciones y los huesos. Además, contienen ácidos grasos omega-3, que son conocidos por sus beneficios para la salud cardiovascular y cerebral. Sin embargo, también pueden contener contaminantes como mercurio y productos químicos, especialmente en pescados de aguas contaminadas.
¿Es bueno comerse la piel del pescado?
La piel del pescado se ha convertido, para algunos chefs, en una de las mejores partes del pescado. Sobre todo si se fríe en la sartén y se consigue una textura crujiente (con una fritura en fuego alto y aceite caliente). Lejos está quedando para algunos cocineros la práctica de eliminar la piel y dejar el pescado como el lenguado desprovisto de la capa protectora. Poco a poco, esta tendencia a las cocinas de los restaurantes, y también a las de casa, se está revirtiendo.
En el Manual sobre Pescados y Mariscos Frescos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, los expertos reconocen que, si bien la piel del pescado tiene muchos detractores, también tiene virtudes reconocidas por los nutricionistas, por su contenido en ácidos grasos omega-3, el papel protector durante el proceso de cocción, evita que se escapen jugos durante la cocción y une y mujer cuerpo en las salsas de forma natural.
Motivos para inclinarse por el 'no'
Tanto la piel como la grasa de los pescados acumulan toxinas procedentes de las aguas de ríos y océanos. Estos contaminantes también se pueden encontrar en la carne de los pescados, pero no a niveles tan concentrados como en la piel y la grasa. Por eso, comer la piel no se considera saludable. Las Agencias de Protección Ambiental de diferentes países aconsejan a los consumidores que eliminen la piel, la grasa y los órganos internos, la carne más oscura y la cola antes de cocinar el pescado.
Según un estudio publicado en Journal of the American Medical Association, los beneficios de comer pescados como el salmón, río en ácidos grasos, omega-3, superan cualquier riesgo de contaminantes. En cambio, la piel no aporta nutrientes, pero sí contaminantes nocivos: por eso, por norma general, se aconseja eliminarla.
Por lo tanto, la decisión de consumir pieles de pescado se tiene que hacer con precaución. Optar por pescados de aguas limpias y de fuentes de confianza puede reducir el riesgo de contaminación. Además, la forma de preparación también es crucial; cocinarlas a altas temperaturas puede eliminar algunas de las impurezas. En resumen, las pieles de pescado pueden ser una adición saludable y sabrosa a tu dieta, siempre que se consuman con moderación y se tomen las precauciones adecuadas.