Al entrar a un supermercado, la mayoría de personas cree que está en control de sus decisiones, pero lo cierto es que todo en ese espacio está cuidadosamente diseñado para que compres más de lo que necesitas. Esta estrategia se conoce como “efecto buffet” y no se limita solo a los restaurantes. Los supermercados aplican este truco para potenciar el consumo desmedido, apelando tanto a la psicología como al desconocimiento nutricional. Desde la disposición de los productos hasta las ofertas 2x1, todo está pensado para que pienses que ahorras, cuando en realidad estás llenando tu carro con calorías innecesarias. Este fenómeno tiene un impacto directo en nuestra salud, ya que muchas veces compramos alimentos por impulso que ni siquiera teníamos en mente, guiados por estímulos visuales, colocaciones estratégicas y promociones seductoras. Si no somos conscientes, terminamos llevándonos productos que contribuyen a la obesidad y que no forman parte de una dieta equilibrada.
Así es el efecto buffet: el truco para que compres más de lo que necesitas
Uno de los recursos más usados es el posicionamiento visual: productos hipercalóricos como bollería, snacks y refrescos suelen estar a la altura de los ojos, tanto de adultos como de niños, para captar la atención sin esfuerzo. Esto se potencia con una iluminación atractiva, envases llamativos y música ambiental que nos invita a recorrer más pasillos y, por lo tanto, a ver más productos. Al agrupar alimentos relacionados, como pastas junto a salsas o cereales junto a chocolatinas, se estimula la compra por asociación, haciendo que sumemos artículos sin pensarlo. Además, los productos light o etiquetados como saludables no siempre son lo que parecen. Muchas veces, sus porciones son más pequeñas, lo que nos lleva a consumir más unidades, anulando cualquier supuesto beneficio.

El tamaño de las porciones también juega un papel fundamental. Las etiquetas suelen mostrar valores nutricionales por cantidades irrisorias que no reflejan lo que realmente consumimos. Si un paquete indica 120 calorías por porción, pero esa porción equivale a solo 30 gramos, es muy probable que comamos el doble sin darnos cuenta. Esa es parte del engaño: hacerte creer que comes menos de lo que realmente ingieres. Y si a esto le sumamos promociones como el “lleva 3 y paga 2”, el supermercado se asegura de que consumas más, al mismo tiempo que crees que estás siendo inteligente financieramente.

Aspectos como la música ambiental o los envases llamativos forman parte de la estrategia
En definitiva, el efecto buffet no es casualidad, sino una táctica cuidadosamente estudiada para estimular el consumo. La clave está en la educación nutricional y en la planificación. Solo siendo conscientes de estos trucos podremos tomar decisiones alimenticias más saludables y responsables. Preparar nuestras propias comidas, evitar hacer la compra con hambre y leer bien las etiquetas son pequeñas acciones que pueden marcar una gran diferencia frente al bombardeo de estímulos diseñado para que gastemos más y comamos peor.