El debate sobre si es mejor desayunar dulce o salado es un tema recurrente en el ámbito de la nutrición. Los especialistas coinciden en que el desayuno es una de las comidas más importantes del día, ya que proporciona la energía necesaria para comenzar la jornada. Sin embargo, la composición de ese desayuno puede influir de manera significativa en nuestra salud, especialmente cuando hablamos de controlar el peso.
Desayuno dulce o salado: un tema de debate
Por un lado, un desayuno dulce, que suele incluir alimentos como panes, cereales azucarados, pasteles, mermeladas o galletas, puede ser tentador para muchas personas. Estos alimentos proporcionan un pico de energía rápido debido a su alto contenido en azúcares simples, pero también provocan un descenso brusco de energía poco después. Esto se debe a que los azúcares simples se absorben rápidamente en el cuerpo, elevando los niveles de glucosa en sangre de forma momentánea, lo que puede llevar a un aumento en la producción de insulina. Como resultado, es posible sentir hambre poco tiempo después, lo que puede inducir a consumir más calorías a lo largo del día.
Desde el punto de vista del sobrepeso, varios estudios sugieren que quienes consumen un desayuno predominantemente dulce tienen más probabilidades de experimentar un aumento de peso a largo plazo. El motivo es que este tipo de alimentos no generan una sensación de saciedad duradera, lo que puede llevar a comer en exceso y a elegir alimentos poco saludables más tarde. Además, el consumo regular de azúcares en el desayuno puede alterar el metabolismo, fomentando la acumulación de grasa.
El desayuno salado tiende a ser más saciante
Por otro lado, un desayuno salado, basado en proteínas y grasas saludables, como huevos, aguacate, frutos secos, queso o incluso embutidos de buena calidad, tiende a ser más saciante. Las proteínas y las grasas tardan más tiempo en digerirse, lo que estabiliza los niveles de azúcar en sangre y prolonga la sensación de saciedad. Esto reduce la necesidad de picar entre horas y puede ayudar a controlar mejor el apetito y el peso corporal. Los especialistas también señalan que los desayunos salados suelen incluir menos alimentos ultraprocesados y azucarados, lo que contribuye a un patrón alimentario más saludable.
Los expertos en nutrición, de forma resumida, suelen recomendar un desayuno salado, ya que proporciona energía de forma sostenida y contribuye a una mejor gestión del peso. Un desayuno dulce ocasional no tiene por qué ser perjudicial, pero consumirlo de manera habitual puede favorecer el aumento de peso y dificultar la saciedad.