Durante años, ha circulado la creencia de que comerse las pepitas de la sandía es peligroso, ya sea porque pueden provocar problemas digestivos o porque, según algunos mitos, podrían hacer que una planta de sandía crezca en el estómago. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Las semillas de sandía no solo son seguras, sino que también aportan beneficios nutricionales. Contienen proteínas, grasas saludables, fibra y minerales como magnesio, zinc y hierro, nutrientes esenciales para el organismo. Además, al ser pequeñas y blandas, el sistema digestivo las procesa sin dificultad. Lo cierto es que el único problema podría surgir si se ingieren en grandes cantidades sin masticar, ya que su cubierta puede hacer que pasen por el intestino sin ser digeridas completamente. No obstante, esto no supone ningún riesgo para la salud. De hecho, en muchas culturas las semillas de sandía se consumen de forma habitual, tostadas o molidas, como un complemento nutricional.
¿Es seguro comerse las pepitas de la sandía?
Desde un punto de vista científico y nutricional, las semillas de sandía son ricas en ácidos grasos esenciales, como el omega-6, que contribuye a la salud del corazón. Además, su contenido en fibra ayuda a mejorar el tránsito intestinal y favorece la digestión. Algunas personas prefieren evitarlas por su textura o simplemente por costumbre, pero no hay ninguna razón de peso para desecharlas. En todo caso, si se busca aprovechar al máximo sus beneficios, se pueden secar y tostar para convertirlas en un snack saludable y crujiente.

El mito de que una sandía podría crecer en el estómago es completamente falso. El ambiente ácido del sistema digestivo impide que cualquier semilla germine dentro del cuerpo. Este es un miedo sin fundamento que ha sido transmitido de generación en generación, pero que carece de respaldo científico. No hay ningún peligro en ingerir las semillas de sandía, y mucho menos en que estas generen alguna reacción adversa en el organismo.
Las pepitas de sandía son una fuente natural de antioxidantes
Para quienes deseen incorporarlas a su dieta de manera diferente, una opción interesante es molerlas y añadirlas a batidos o ensaladas. Su sabor suave permite combinarlas con otros ingredientes sin alterar demasiado el gusto final. Además, al ser una fuente natural de antioxidantes, pueden contribuir a la protección celular y al fortalecimiento del sistema inmunológico.

Comer pepitas de sandía no solo no es peligroso, sino que puede ser beneficioso. En lugar de desecharlas, es posible aprovechar sus nutrientes e incluirlas en la alimentación diaria de distintas maneras. La próxima vez que disfrutes de una sandía, no dudes en comerte sus semillas: tu cuerpo te lo agradecerá.
Este artículo ha sido elaborado con la ayuda de ChatGPT y supervisado por un periodista de Elnacional.cat.