Las ensaladas suelen considerarse una opción saludable en la dieta diaria, pero no todas las verduras aportan los mismos beneficios. El Dr. Marcos Mazzuka, en el medio Tengo un Plan (@tengounplanpodcast), advierte sobre la peor ensalada que puedes comer: la de lechuga iceberg. A pesar de su apariencia fresca y crujiente, esta variedad de lechuga puede ser difícil de digerir y tener efectos negativos en el estómago. Según el experto, el problema radica en su alto contenido de agua, que diluye el ácido clorhídrico del estómago, dificultando el proceso digestivo. Cuanto más crujiente sea, peor será su efecto.

La peor ensalada que puedes comer

El ácido clorhídrico es esencial para descomponer los alimentos y absorber los nutrientes. Cuando se diluye, la digestión se vuelve menos eficiente y el cuerpo tiene que esforzarse más para procesar los alimentos. Esto puede generar molestias digestivas, hinchazón o incluso una sensación de pesadez después de comer. La lechuga iceberg, al tener tanta agua, actúa como un diluyente natural de este ácido, afectando la capacidad del estómago para descomponer correctamente otros alimentos que se consuman junto a ella.

No todas las verduras afectan de igual forma / Foto: Unsplash
No todas las verduras afectan de igual forma / Foto: Unsplash

Pero el problema no termina ahí. El Dr. Mazzuka también explica que los humanos no producimos celulasa, una enzima fundamental para descomponer la celulosa. La celulosa es un polisacárido presente en las paredes celulares de las plantas y se encuentra en grandes cantidades en la lechuga iceberg. Al no poder digerirla completamente, nuestro intestino tiene dificultades para procesarla, lo que puede generar molestias digestivas.

La celulosa es el principal componente estructural de materiales como la madera y otros tejidos vegetales

La celulosa es el principal componente estructural de materiales como la madera y otros tejidos vegetales. Se trata de un azúcar complejo que forma largas cadenas ramificadas difíciles de descomponer sin la enzima adecuada. Algunos animales, como los rumiantes o ciertos insectos, pueden digerir la celulosa gracias a bacterias en su sistema digestivo que producen celulasa. Los humanos, en cambio, carecemos de esta enzima, lo que significa que no podemos aprovechar la energía contenida en la celulosa y, en exceso, puede ser irritante para el intestino.


Por este motivo, el experto recomienda optar por otras hojas verdes con mayor contenido nutricional y mejor digestión. Alternativas como la espinaca, la rúcula o la lechuga romana ofrecen más vitaminas, minerales y fibra sin afectar negativamente la digestión. Además, ayudan a mejorar la microbiota intestinal sin los problemas que puede causar la iceberg.