La mandarina es una de las frutas más consumidas del invierno. Una fruta tanto sabrosa como práctica, ideal para llevar a todas partes y muy fácil de comer gracias a los cómodos gajos que sirven de porciones como si fueran golosinas. Una de las principales desventajas que tiene la mandarina es que si te comes una en clase o en la oficina, todo el mundo sabrá que has sido tú porque tiene un olor muy característico. Pero en realidad, es probable que lo que te hayas comido no sea una mandarina, sino una fruta que se le parece mucho. Un experto, doctor en ciencia y tecnología de los alimentos, explica las diferencias entre estas dos frutas similares.
La confusión de la mandarina
Si pensamos en una fruta que se parezca a la mandarina, seguramente nos vendrá a la cabeza la naranja. Una versión más grande y jugosa, pero con los gajos menos prácticos de comer fuera de casa. Ahora bien, hay una fruta que se parece mucho más a la mandarina y que, de hecho, está a medio camino entre mandarina y naranja. Se trata de la clementina, una fruta a la cual nos solemos referir como mandarina, aunque no lo es. El doctor en ciencia y tecnología de los alimentos y divulgador científico Miguel A. Lurueña, explica a través de las redes sociales que la mandarina y la clementina, aunque se parecen, no son la misma fruta.
Mandarina y clementina no son lo mismo. Esta última procede del cruce entre mandarina y naranja amarga. Es la que solemos consumir, porque se pela fácilmente, no tiene semillas y está más dulce. #gominolasdepeseta pic.twitter.com/jNT7jGzx97
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) December 10, 2020
Lurueña afirma que la clementina es la fruta que solemos comer porque es más práctica y fácil de consumir. "Es la que solemos consumir porque se pela fácilmente, no tiene semillas y es más dulce", afirma el experto. La mandarina hace siglos que se consume en nuestra casa, pero la clementina es un fruto moderno en comparación con el resto. Es una fruta que se obtiene del cruce entre la mandarina y la naranja amarga. Es decir, es una fruta híbrida. Otros ejemplos de frutas híbridas comunes son las nectarinas o el pomelo.
El origen de la fruta
El origen de la clementina se remonta al siglo XIX. Según explica el equipo del restaurante Abantal, con una estrella Michelin y dos Soles Repsol, "la clementina es una de las frutas híbridas más comunes y fácilmente accesibles del mercado. Se dice que el origen fue la hibridación accidental realizada por el Padre Clément Rodier a finales del siglo XIX en Argelia. Otras teorías afirman que fue en China donde se originó siglos antes". Pero independientemente de la historia de la fruta, lo que claro es que la clementina y la mandarina son frutas diferentes, por mucho que nos empeñamos en confundirlas. Así que la próxima vez que vayas al supermercado a comprar mandarinas, asegúrate de que lo son o asume que lo que de verdad te gustan son las clementinas.