El término microbiota parece querer acapararlo todo y, de algún modo, así es. Hasta hace bien poco se hablaba de flora intestinal y el cambio de término no es una moda más, simplemente se debe a que nuevos estudios han ampliado ese campo y, por lo tanto, se merecía un nombre a su medida. Cuando hablamos de microbiota intestinal nos referimos al conjunto de bacterias y microorganismos que habitan en nuestro intestino. Y es que en nuestro cuerpo habitan diferentes microbiotas (otra importante es la vaginal, por ejemplo). En ese pequeño mundo habitado por unos cien trillones de habitantes hay un requisito básico para que reine la armonía, el equilibrio. Es decir, cada familia debe tener un determinado número de miembros, si este sube o desciende, se acaba la paz y aparecen los problemas, es decir, las enfermedades.
5 alimentos para mejorar la microbiota
Lejos de lo que se puede creer, la microbiota no solo afecta a nuestra digestión o a problemas relacionados con el tránsito intestinal. Desde el sueño hasta el estado anímico pueden variar dependiendo de cómo se encuentre nuestra microbiota. Una más sana favorece el proceso de la digestión logrando la descomposición adecuada de los alimentos, lo que ayuda en la absorción de nutrientes esenciales para el cuerpo, refuerza el sistema inmune y regula el estado de ánimo. Y para lograr todos estos beneficios hay que empezar a mimar nuestra microbiota con estos productos.
Yogur
Para cuidar la microbiota, el alimento más básico y asequible es el yogur. Se trata del probiótico más común y conocido, es decir, alimentos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias "buenas". En el yogur encontramos los lactobacilos y bifidobacterias, un buen equipo.
Setas
Se trata de uno de los alimentos más antiguos debido a lo sencillo que era encontrarlas en la antigüedad. Saludables y sabrosas, las setas son hoy objeto de multitud de estudios que afirman que los polisacáridos presentes en las setas influyen directamente en la microbiota intestinal al ejercer un efecto prebiótico. Y es que, si los probióticos son alimentos que contienen bacterias beneficiosas, los prebióticos son el alimento de esas bacterias.
Frutas variadas
Los beneficios de comer fruta son de sobra conocidos, pero ¿cuántas frutas diferentes comes a la semana? Ya hay varios expertos que se han sumado a la teoría de que la cantidad no es lo único y que en la variedad está el éxito, tanto que la recomendación más común es llegar a las 30 diferentes. Todos los colores, texturas, sabores y grados de dulzor deben estar en nuestros menús semanales.
Legumbres
Para cuidar nuestra microbiota necesitamos una dieta baja en grasas y rica en fibra. Y eso es, precisamente, lo que nos aportan las legumbres. Ya sean garbanzos o lentejas, su aporte de fibra es más que considerable, algo esencial para favorecer el tránsito intestinal.
Encurtidos
Una de las conservas más tradicionales a la hora de trabajar las verduras han sido los encurtidos. Hoy se sabe que son una estupenda fuente de probióticos, al igual que los alimentos fermentados.
Además, tanto los pepinillos como las cebolletas o la zanahoria, destacan por su acción desintoxicante, evitan los gases y la hinchazón abdominal y favorecen la digestión. También son recomendables por ser ricos en vitamina C, ácido láctico, fólico y enzimas digestivas.