Si alguna vez habéis viajado por el sudeste asiático, es muy probable que os hayáis topado con un cartel que diga algo así como “prohibido el durian”, acompañado de un dibujo de una fruta espinosa tachada con una gran equis roja. Y no, no se trata de una exageración. Esta fruta tropical, del tamaño de un melón y con una corteza llena de pinchos, ha sido vetada en hoteles, taxis e incluso aviones. El motivo es sencillo pero impactante: su olor. Aunque su sabor dulce puede recordar a una mezcla entre mango y papaya, su aroma es tan fuerte, tan penetrante y desagradable, que muchas personas no soportan ni tenerlo cerca. Imaginad el hedor de algo podrido, encerrado en un espacio cerrado como la cabina de un avión. Esa es la razón por la que se le niega el acceso a bordo, y no es una medida simbólica, sino un asunto de salud pública y convivencia.

La fruta que está prohibida subir al avión

El durian, cuyo nombre proviene del malayo duri (espina), es originario del sudeste asiático, y su popularidad en países como Tailandia, Malasia e Indonesia es indiscutible. De hecho, Yakarta es conocida como El Gran Durian. Pero por mucho que se adore localmente, su aceptación no es universal. En muchos establecimientos, se prohíbe expresamente su entrada. En un albergue de Bangkok, por ejemplo, un cartel advierte que está tan mal visto como fumar o ser una “persona indeseable”. El personal asegura que “huele fatal” y prefieren evitar cualquier escena desagradable provocada por su presencia.

Esta fruta es la gran odiada en muchos países / Foto: Unsplash
Esta fruta es la gran odiada en muchos países / Foto: Unsplash

Tampoco los taxistas quieren saber nada de esta fruta. Ounon, conductor en Bangkok, la tiene incluida en su lista de prohibiciones, al mismo nivel que las armas, el alcohol o los comportamientos indecorosos. “No durian in the car”, afirma tajante mientras se tapa la nariz. Y si eso ocurre en un coche, imaginad lo que pasa en un avión. En el aeropuerto de Suvarnabhumi, los monitores advierten con claridad que no se permite llevar durian en cabina. Comparte espacio en la lista negra con objetos tan peligrosos como líquidos, explosivos y pistolas.

Esta fruta se caracteriza por su olor pestilente / Foto: Unsplash
Esta fruta se caracteriza por su olor pestilente / Foto: Unsplash

Un ejemplo extremo ocurrió en un vuelo que salía de Cantón, en China. Una pasajera intentó embarcar con tres kilos de durian en su equipaje de mano. Aunque consiguió pasar el control de facturación, fue detenida en el escáner de seguridad. Como no le permitieron llevárselo, tomó una decisión drástica: se lo comió allí mismo, delante de todos. Declaró que había pagado una fortuna por la fruta y que no pensaba dejarla atrás. Así, el durian no viajó en su maleta, pero sí en su estómago. Una escena surrealista que demuestra hasta qué punto esta fruta puede ser amada y odiada a la vez.