El Gremio de Vinyataires Lliures es la primera asociación de viticultores independientes y artesanos de Catalunya. Se trata de un colectivo formado por una setentena de bodegas catalanas que pretende dar voz a todos los pequeños productores de vino que trabajan fuera de la industria. Un proyecto ambicioso y con unos objetivos muy claros que llega en pie de guerra para cambiar el escenario vitivinícola del país.
Artesanos independientes
Los Vinyataires Lliures son pequeños productores de vino que han decidido unirse para sumar fuerzas en un sector en el cual no se sienten representados. Casi 70 bodegas de todos Catalunya que representan un 10% del total de bodegas del país, se han agremiado para alcanzar una serie de objetivos vinculados al prestigio y el desarrollo de su actividad.
Piden a la administración poder etiquetar las botellas de vino con los topónimos de los municipios donde se elabora el mismo vino, una acción tan sencilla como lógica que, paradójicamente, la ley y el funcionamiento de las Denominaciones de Origen no permite. La ley alimentaria obliga a los elaboradores a poner el topónimo del municipio (Pacs del Penedès, Torroja del Priorat...), pero la normativa de las DO no permite utilizar topónimos que coincidan con los nombres de la misma DO (Penedès, Priorat...). Por lo tanto, los elaboradores denuncian que no pueden etiquetar con normalidad y bajo una misma normativa única que les permita utilizar los topónimos enteros.
La mayoría de Vinyataires Lliures no forman parte de ninguna DO, aunque algunas de las bodegas del gremio sí que están adscritas. Además, piden una reducción de la burocracia (en la línea de las demandas campesinas del resto de productores del sector primario), que se reconozca la figura del artesano del vino o que se permitan certificaciones para bodegas que no formen parte de ninguna DO.
Casi todas las bodegas del gremio son elaboradoras de vino ecológico y natural, una manera de trabajar que sigue los valores fundacionales del colectivo: trabajar la viña de manera sostenible, tradicional y artesanal. El respeto por el territorio y la garantía de relieve generacional son también cuestiones que preocupan a los agremiados.
Un problema que viene de lejos
El gremio se empezó a gestar el año 2021, cuando algunos viñadores de Tarragona recibieron diferentes sanciones económicas que multaban las bodegas por un etiquetado incorrecto de algunas botellas de vino. Un punto de inflexión que motivó diferentes profesionales del sector a cerrar filas y acabar consolidando un proyecto que ahora ve la luz.
Su lucha está en Catalunya, pero son conscientes de que para asegurar un cambio efectivo en las normativas vigentes hay que apuntar más arriba. El Gremio de Vinyataires Lliures forma parte de la Confederación Europea de Viticultores Independientes (CEVI), una asociación europea formada por unos 10.000 viticultores, la gran mayoría franceses e italianos, que lucha por los mismos objetivos.
Una de las acciones que ya se están produciendo es una mesa bilateral entre el gremio y el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI). Una mesa de trabajo en que ambas partes se muestran dispuestas a hacer progresos y que de momento augura un buen futuro.
Un grupo de agricultores que alza la voz contra las trabas institucionales y que pretende, por todos los medios, luchar por el uso de los topónimos locales, dar prestigio a la artesanía del vino y mantener unas tradiciones y una manera de trabajar la tierra que quieren preservar para las futuras generaciones.