En gran parte de Europa, la guía Michelin es todo un referente y son muchos los restaurantes que esperan con ansias ser incluidos. Lo mismo tiene lugar en el sureste asiático y en algunos estados de Norteamérica; Nueva York, Illinois, California, Washington D.C. y Florida. Recientemente, sin embargo, la guía estrellada se está expandiendo a nuevas ciudades americanas, creando acuerdos financieros de tres años con instituciones locales y estatales del mundo del turismo.
Esta tendencia ha llegado a Texas, las ciudades de Houston, Dallas, Austin, San Antonio y Fort Worth, han reunido fuerzas para poder asumir el coste de aparecer a la guía, tal como lo hizo el estado de Florida, que según el Miami Herald pagó 1,5 millones de dólares para que sus restaurantes aparecieran a la guía francesa durante tres años. The Business Journals publica que en Texas se han invertido 2,7 millones de dólares; de estos,1,35 M $ provenientes de los ayuntamientos de las ciudades y la otra mitad proveniente de la oficina de turismo del gobierno del estado, suma que les da semáforo verde por tres años. Los inspectores de la guía ya hace días que se han instalado en el estado tejano para recorrer los restaurantes candidatos al galardón y los cocineros seguro de que ya duermen poco.
Y si bien algunos diarios han celebrado que la guía Michelin se abra a la creatividad de los fogones de Texas (afirmando que supondrá una mayor visibilidad de la riqueza gastronómica del estado de los vaqueros, con claras influencias mexicanas), de otros, como la revista D Magazine, no son tan optimistas y fruncen preocupados el ceño, veamos por qué.
El estado de Texas ha invertido 2,7 millones de dólares para que sus restaurantes aparezcan a la prestigiosa guía gastronómica francesa
Hasta aquí, nos puede gustar o no la estrategia de negocio de los franceses, y podríamos empezar un debate, que daría para mucho, pero lo que los foodies americanos esperan con deleite, aparte de la repartición de estrellas, es que esta vez la guía no muestre su cara más poco inclusiva y tenga en cuenta los restaurantes mexicanos, y la famosa barbecue, esencia culinaria del estado. Esperamos que esta vez la guía apueste por la diversidad, así como lo ha hecho en contadas veces. ¿Quizás veremos un food truck de Austin galardonado?
En suelo California, más del 40% de la población es de origen hispánico, solo dos restaurantes mexicanos, de los 87 mencionados, tienen estrella. ¿Qué pasará en el reino de la barbacoa? En Florida la situación es parecida; cuatro restaurantes de sushi galardonados, uno mexicano y una de influencia latinoamericana.
A pesar de esta situación, son muchos los chefs y miembros del mundo de la restauración que celebran que el foco de Michelin sea a Texas y en su Melting Point cultural. Si en Texas se reparten más o menos estrellas que en los estados de Illinois y Nueva York, al final es el menos relevante, lo que sí que es importante es que gracias a este disturbio que ha hecho el aterrizaje de la Guía en el estado tejano, se está haciendo mucha resonancia mediática en torno a la escena gastronómica de ciudades como Dallas o San Antonio, con una gran cocina de fusión, donde predomina la cocina de influencia mexicana y una barbacoa que es sinónimo de identidad propia. No olvidemos tampoco que el estado cuenta con un gran sector cárnico, del pescado y de la huerta, cosa que, si somos sinceros, en Europa se conoce poco, y ahora seguro que con tanto ruido conoceremos producto y tradición de un estado medio olvidado.
Con todo, quizás Michelin no será capaz de reconocer el espíritu identitario de los tejanos, pero a buen seguro, servirá para decir en el mundo que vale mucho la pena ser curioso e interesarse por aprender de una cultura gastronómica que hasta ahora se confundía con el tex-mex que se come la noche americana de la Superbowl.