Es común notar que cuando tenemos hambre, nuestra paciencia disminuye y reaccionamos con más irritabilidad ante situaciones que normalmente no nos afectarían tanto. Este fenómeno tiene una base científica clara y está relacionado con el funcionamiento de nuestro cerebro y sistema nervioso. No se trata solo de una cuestión de mal humor pasajero, sino de una respuesta biológica que influye directamente en nuestro comportamiento y emociones. Comprender cómo funciona este mecanismo puede ayudarnos a manejar mejor nuestras reacciones y evitar conflictos innecesarios.
El humor cambia cuando tenemos hambre y tiene explicación científica
Cuando pasamos demasiado tiempo sin ingerir alimentos, los niveles de glucosa en sangre descienden. La glucosa es una fuente fundamental de energía para el cerebro, y cuando escasea, ciertas áreas cerebrales se ven afectadas, entre ellas la amígdala, que es clave en la regulación de las emociones. Este déficit energético genera una respuesta del cuerpo para intentar compensarlo. Una de sus reacciones es el aumento de cortisol, una hormona vinculada al estrés. Como resultado, nos volvemos más propensos a experimentar ansiedad, frustración e incluso enfado con más intensidad.

El papel del sistema nervioso simpático
El hambre no solo afecta a la química cerebral, sino que también activa el sistema nervioso simpático, encargado de preparar el organismo para situaciones de alerta o acción. Cuando eso pasa, el cuerpo entra en una especie de “manera de supervivencia”, en la cual cualquier inconveniente puede percibirse como una amenaza más grave de lo que realmente es. Todo eso y mucho más nos lo explica la creadora de contenido Bea Gonfer a Instagram, que nos lo explica en un vídeo muy ameno. Esta respuesta amplifica nuestras emociones negativas y hace que reaccionamos con más intensidad ante estímulos que normalmente toleraríamos sin problema. Es por eso que muchas veces, después de comer, sentimos un cambio inmediato en nuestro estado de ánimo y en nuestra percepción de las situaciones.
¿Cómo evitar la irritabilidad por hambre?
Dado que este fenómeno tiene una base fisiológica, la mejor manera de evitarlo es mantener niveles de glucosa estables a lo largo del día. Comer de manera regular, optar por alimentos que proporcionen energía sostenida, como proteínas y carbohidratos complejos, y evitar largos periodos de ayuno pueden ayudar a controlar mejor las emociones. La próxima vez que notes que estás más irritable del habitual, quizás es momento de hacer una pausa y recargar energías con una buena comida. No subestimes el impacto que la alimentación tiene en tu estado de ánimo y bienestar general. A veces, una simple comida puede marcar la diferencia entre un día estresante y uno mucho más soportable.