Cuando hablamos de la comida de Navidad, lo primero que nos viene a la cabeza es el plato principal: escudella, pollo asado, pargo al horno... pero una buena comida de Navidad necesita, antes de todo eso, un buen aperitivo. No pueden faltar el jamón y las gambas, que siempre hacen fiesta, pero si quieres un poco de originalidad, puedes preparar esta magnífica tabla de quesos. Un plato que, además de buenísimo, te irá de primera para decorar la tabla porque es precioso.

Cómo hacer una tabla de quesos

La principal ventaja de las tablas de quesos es que las puedes hacer a tu gusto o al de tus comensales. Puedes escoger qué quesos pones, en qué cantidad y cómo los distribuyes. Pero con tantas opciones posibles, a veces conviene tener en cuenta cuatro consejos básicos para conseguir un resultado excelente.

Lo primero que tienes que tener en cuenta es que en una tabla de quesos conviene tener diferentes colores y texturas. ¿Podrías hacer una tabla con solo un tipo de queso? Sí, pero sería una tabla aburrida y monótona. Si pones diferentes quesos, con aromas, sabores y texturas diferentes, conseguirás que la experiencia del comensal sea mucho más entretenida y disfrute más de la tabla que has preparado. Una tabla diversa es la clave para evitar el aburrimiento a la hora de comer.

Una buena tabla de quesos es una obra de arte destinada a triunfar durante las comidas de Navidad

Para colocar los quesos, tendrás que tener en cuenta la textura, la forma y el color para decidir la mejor manera de presentarlos. Los quesos de pasta blanda son los más sencillos porque no hay que cortarlos. Un queso brie, por ejemplo, lo puedes poner entero en el centro de la tabla. Como es muy cremoso, si lo intentas cortar empezará a manchar todo el centro de la tabla y quedará feo. Si lo pones entero, en cambio, será más bonito y dejarás que sean los mismos comensales los que lo empiecen a ensuciar todo. También es interesante jugar con quesos que tengan colores diferentes, como un queso de cabra con pimentón en la corteza. Son quesos que ayudan mucho a la composición visual y crean contrastes interesantes. También puedes utilizar algunos quesos con hierbas aromáticas.

Tabla de quesos / Foto: Raquel Sánchez

En el caso de los quesos alpinos, los puedes cortar a bastoncillos y ponerlos en dos pisos para darle volumen a la composición. Los manchegos o serrados, los puedes cortar a triángulos y servirlos con la corteza. También son muy divertidos los quesos que puedes cortar con la girolle, como la tête de moine. Son quesos que, una vez presentados, tienen forma de flor y darán mucho volumen a la tabla; las formas diferentes también permiten tener sabores y texturas diferentes en boca. Por último, los quesos azules se pueden cortar directamente a dados y dejar que los comensales los cojan con un palillo.

Ingredientes para acompañar

Una buena tabla de quesos tiene que tener ingredientes que complementen al queso. Puedes poner lo que quieras, pero algunas de las recomendaciones que te hacemos son: mermelada, bastoncillos de pan, nueces, uva, dulce de membrillo, fresa... sé creativo y acompaña tu tabla de lo que quieras. Lo único que tienes que tener siempre presente es que el acompañamiento, además de hacer bonito, también tiene que servir para mejorar la experiencia gastronómica. El dulce de membrillo, por ejemplo, acompaña muy bien el sabor de los quesos azules; los frutos secos son fantásticos para comer con los quesos secos de oveja; la uva, y la fruta en general, liga bien con todo. Ponte creativo y experimenta hasta donde quieras con diferentes tipos de acompañamientos. Una buena tabla de quesos es una obra de arte destinada a triunfar durante las comidas de Navidad.