La cebolla caramelizada es uno de los ingredientes más sabrosos que hay. Dulce, melosa y perfecta para utilizar en prácticamente cualquier plato. Las hamburguesas son su hábitat por excelencia, pero una pizza, un plato de pasta, pero sobre todo un buen sofrito son preparaciones en las cuales brilla del todo. Para caramelizar la cebolla, lo único que necesitas es una cazuela a fuego lento y mucha paciencia. Pero si no tienes tiempo, un bien muy escaso en la época que vivimos, el cocinero @lacocinadesantiaguini explica el ingrediente secreto que puedes utilizar para acelerar el proceso sin perder calidad.

El ingrediente secreto para caramelizar

La cebolla necesita muchas horas para extraer y caramelizar sus azúcares naturales. Pon un buen chorro de aceite en una cazuela con una buena cantidad de cebolla, cortada en juliana bien fina. También la puedes cortar a daditos más pequeños. Cuanto más fina sea la cebolla, más fácil será de caramelizar. Pon la cazuela a fuego flojo y deja que la cebolla vaya haciendo. Procura vigilar que no se queme y que se caramelice uniformemente. En 4 o 5 horas tendrás una cebolla perfecta sin tener que hacer casi nada.

Ahora bien, si no tienes tanto tiempo y quieres conseguir un resultado perfecto, sin azúcar, ni sal, ni ninguna especia extraña, lo único que tienes que añadir a la cebolla es un poco de agua. El agua, tal como explica a través de TikTok el cocinero @lacocinadesantiaguini, ayuda a hacer que los azúcares se extraigan de la cebolla más rápidamente y, por lo tanto, se pueden caramelizar antes. Por eso, cuanto más fina es la cebolla, más sencillo es que los azúcares salgan del interior de la hortaliza.

La cocina de chup-chup

No hay atajos perfectos para conseguir el resultado que obtendrías con una cocina a fuego lento y de chup-chup. Nunca será igual un fricandó hecho en dos días que uno hecho en una mañana. De la misma manera, la cebolla caramelizada durante horas de manera natural siempre será preferible a la cebolla caramelizada con el truco del agua. Pero la cocina, además de buena, tiene que ser práctica, y con este sencillo gesto nos podemos ahorrar unas horas que, hoy en día, son valiosísimas. En 1 hora conseguiremos un resultado muy similar a lo que tendríamos si dejáramos la cebolla sin agua durante 4 o 5 horas seguidas.