Ivan Massagué (Barcelona, 1976) es actor. Nos encontramos en el Cooking Films de Menorca 2023, donde acaba de presentar en los Moix Negre Cinemes de Ciutadella su nueva película, que será estrenada el próximo 14 de julio, Esperando a Dalí. Se deja atracar en el vestíbulo del cine unos minutos, porque se tiene que marchar deprisa hacia Madrid, donde lo esperan por trabajo; lleva una actividad frenética.

Ivan Massagué / Foto: Cooking filmes

¿Es tu primer año en el Cooking, Ivan?
No, es el segundo año. El año pasado vine en categoría de jurado invitado y la ilusión es que ojalá pueda venir más veces con películas, y si no, para presentar mi vino, que hago desde hace seis años, y que así lo presentemos; pero sí, es muy bonito. Además, con la película que estamos presentando ahora, Esperando a Dalí, era como perfecto e Inés Garrel, directora del festival, insistió mucho en que viniera. Con el trabajo que estoy haciendo ahora, era bastante improbable que me liberaran y al final lo hemos conseguido. Esperando a Dalí es una película que es gastronomía y es puro cine, cine como antiguo, como felliniano. Ojalá que el 14 de julio, el día que estrenamos, se le dé una oportunidad. Es bonito las películas que se hacen de otra manera o como antes, como se han hecho siempre. Así que es un honor, es un honor estar en el Cooking Films y presentar esta película, que le va como el mejor plato.

¿Qué vínculo tienes con la gastronomía y qué vínculo tienes con Menorca?
Bueno, son dos vínculos. La gastronomía me hace meditar, me calma y me hace feliz, se detiene el mundo cuando empiezo a cocinar. Me gusta mucho, no quiere decir que sea buen cocinero, pero sí que tengo una obsesión fuerte con el tema gastronómico, con los restaurantes gastronómicos con estrellas Michelin que me puedo permitir, con inventarme reuniones con amigos, para abrir botellas de vino y cocinar. El vínculo con Menorca es gracias a mis tíos, que tienen una casa aquí, y cuando ellos no vienen, aprovecho la ocasión y les pido la casita y vengo quince días, si tengo la suerte de tener vacaciones y si no las tengo... también es buena señal, quiere decir que tengo trabajo y que todos están bien de salud para ir a Menorca. Bien, como ves, Menorca nos cura de todos los males.

Ivan Massagué / Foto: Cooking Films

¿Qué es lo que más valoras en un cocinero? ¿Y qué opinión te merecen los más mediáticos?
Vayamos al grano: el restaurante Bardal, en Ronda, de Benito Gómez. Llegué ahí con un amigo, que a los dos nos gusta mucho la cocina, siempre viajamos para ir a buscar cosas nuevas, cosas que nos llaman la atención. Y el Bardal nos hizo un menú degustación con muy poca grasa y llegamos muy bien al final, porque como tenía menos grasa, vas más ligerito. Fue bastante impactante lo bueno y sabroso que estaba con esa poca materia grasa, nos sorprendió mucho este cocinero. Por lo tanto, sobre el discurso de cada cocinero, los que están más arriba o más abajo, yo creo que todos pueden coincidir en lo que es la tradición y lo defienden a su manera. Tú lo que buscas es la sorpresa, que te sorprendan, y lo tienen bastante difícil. Ya hace muchos años que Adrià lo reventó todo, y todos son un poquito clones, aunque algunos están haciendo cosas increíbles que el mismo Adrià alaba mucho. La continuidad y el esfuerzo que se está haciendo en seguir inventando y que la gastronomía no acabe nunca. Otro restaurante que nos sorprendió fue el Fäviken, en Suecia, fuimos expresamente para ir a comer allí, el restaurante de Magnus Nilsson. Lo que también es bonito de la gastronomía es el viaje que haces para llegar a zamparte aquel plato o el viaje que hace el producto para llegar al plato. La compañía también es superimportante. Es la emoción final de todo.

¿Te identificas con tu personaje de 'Esperando a Dalí'?
Uf, a ver... Yo no tenía que imitar a Ferran Adrià, no hacía falta; entonces, yo hice la interpretación, no de cómo sería él. Es cierto que él revisó el guion también: "No pongas eso que parezco un imbécil", le decía al director, a David Pujol. Entonces fuimos puliendo los detalles y que el mensaje fuera coherente y respetuoso con Ferran. No quise hacer a un tío serio, pero sí obsesionado con lo que hace, que dedica muchas horas a su obsesión, que va siempre con su libreta; él sale de Barcelona escopeteado, pero lo que se lleva es su libreta, sus ideas. Al final todo eso se quiere plasmar en la película.

Presentación de 'Esperando a Dalí' / Foto: Cooking Film

Háblame de tu festival en la Terra Alta.
El festival In-FCTA, que el nombre viene de in, de infectar de cultura, y FCTA, de Festival de Cinema a la Terra Alta. Esta será la séptima edición, durante aquellos dos años de pandemia seguimos haciendo festival, pero de manera más digital. Hemos decidido que sea un festival de cortometrajes con diferentes opciones, donde tendrás la oportunidad de ver bastante cine en diferentes categorías que vamos seleccionando con el equipo, pero es una plataforma multidisciplinar en que también hay música en la calle, gastronomía y, evidentemente, mucho vino, que es tierra de vinos, ya lo sabes. La garnacha blanca está viviendo un momento muy dulce y lo compaginamos con algunas ponencias, con unos vermuts electrónicos y cada noche de cine al aire libre. Había un cine bueno en el pueblo y dijimos: "Por qué no inventamos algo nuevo", y nos inventamos hace siete años que la gente con un móvil o como fuera, los abuelos, los niños, hicieran un cortometraje de tres minutos y el resultado fue apoteósico. Instalamos una pantalla y lo petamos. Entonces les dijimos a los de la cooperativa que llevaran vino y organizamos el primer festival. Ahora ya podemos decir que estamos dentro del circuito de festivales del territorio.

Me has comentado este mediodía que estás haciendo vino desde hace siete años. ¿Te sobra tiempo o te faltan hobbies?
Me gusta, me gusta. Cuando voy a la Terra Alta, tengo mis amigos que hacen vinos, algunos son enólogos, está Joan Bada, que es uno de los grandes enólogos de la Terra Alta. Tengo una casa muy pequeñita para ir a hacer cuatro calçotades y ya está. Y en el maset, que, como digo siempre, es una cabaña de piedra, hay una viña que no llega a una hectárea de garnacha negra, no garnacha peluda sino garnacha negra. El primer año hicimos vino con los amigos: fuimos allí, hicimos un desayuno, pisamos la uva y nos desnudamos —decimos que es un vino a pelo porque lo pisamos desnudos—. Pero el primer año, como no sabíamos, no se podía ni beber; poco a poco lo vas perfeccionando, vas entendiendo y ahora es un vino de casa refinado y nos está quedando muy bien. Bajo la mirada y la majestuosidad de Joan Bada nos está quedando un vino bastante interesante que no saldrá hasta el año que viene.

Entrevista en el vestíbulo de los Gato Negro Cines / Foto: Cooking Film

Volvamos a la gastronomía, ¿cuál es el plato que cocinas mejor?
Me gusta mucho meterme en todo, porque leo mucho sobre gastronomía, veo vídeos y escucho chefs, pero sí que es cierto que desde hace un par de años he visto que los arroces son la gran obsesión de un cocinero, es muy difícil hacer un buen arroz seco, caldoso... Conseguir que todos los ingredientes toquen aquella sinfonía y reunir las herramientas para hacer aquel arroz, que son para hacer un arroz en concreto. Es muy y muy difícil. Y me pico mucho con los arroces, no siempre consigo lo que busco, y hace dos años que hago arroces. Realmente estoy muy picado con el arroz.

Volvamos a saltar al cine. ¿Cuál consideras que es tu mejor película?
Bien, hay películas que te han ido muy bien a nivel profesional, que ha habido un antes y un después y que te han colocado en un lugar más o menos interesante y en la palestra, y están bien; y otras que han sido más difíciles y tienen para mí quizás más mérito. Pero bien, creo que con El Hoyo hay un antes y un después. Es una película bastante arriesgada y que nos funcionó muy bien, estamos muy contentos todos de aquella burrada que hicimos, que ha tenido un éxito mundial abrumador. Después, en televisión, El Barco, una serie de ciencia ficción para adolescentes, quizás ya tiene más de quince años de vida. Aquel personaje fue muy complicado de encontrar, pero una vez lo encontré, realmente tuvo una repercusión bastante fuerte, hay un antes y un después, y le estoy muy agradecido a la televisión. Supongo que todo lo que haces lo tienes que hacer con todo el amor del mundo.

Ivan Massagué / Foto: Cooking Films

Y acabamos con gastrocine, ¿qué proyectos de cine gastronómico tienes a la vista?
Ojalá tuviera proyectos gastro. Primero, hacer el vino y perfeccionarlo después de trabajar mucho; trabajar mucho para tener dinero y permitirme una gastrofiesta, e ir a un gastro-restaurante y no dejar de probar nuevas propuestas y cosas que me emocionan. Yo he llorado con un plato y he llegado a llorar escuchando a alguien que habla de lo que ha hecho o de la emoción que le proporciona el hecho que sea. Empatizo mucho con todo esto, y alguien me dirá: "¿Dónde vas? ¿Cómo puedes llorar por una zanahoria?". Pues sí, tú también, ¿verdad? Y me parece que no quiero dejarlo nunca. Tenemos la suerte de comer cada día y cada día puedes cocinar. Y entonces, para mí es... ya soy feliz solo porque exista este hecho, este acto que es cocinar, que es el acto de amor más maravilloso del mundo.