Las grandes ciudades suelen concentrar gran parte del prestigio gastronómico de un país. París es el epicentro de la cocina francesa y Nueva York es la vanguardia de las tendencias estadounidenses. En nuestra casa, Barcelona es el epicentro de Catalunya y Madrid el punto de encuentro de nuevas franquicias y restaurantes con mil estrellas. Pero la cultura gastronómica de un país no solo se mide por el volumen de premios que acapara, sino por el estado de salud del tejido social que la conforma. Y si hay una ciudad que puede presumir de tener buen producto, buenos restaurantes y una ciudadanía orgullosa del trabajo que hacen los de casa, es Lleida.

Un sector en plena forma

La gastronomía es un eje vertebrador de la sociedad catalana, y la Gran Fiesta de la Gastronomía que se celebró ayer en el Mercado del Pla de Lleida es una prueba. Centenares de personas reunidas en el antiguo mercado del centro para disfrutar de las propuestas culinarias de una quincena de restaurantes de la provincia con diferentes vinos de la DO Costers del Segre.

Además, como fin de fiesta, se aprovechó la velada para anunciar el ganador de la 34.ª edición del Concurso Jóvenes Cocineros Ángel Moncusí, uno de los más importantes del país. Una cita que tuvo una acogida excelente y que pone la ciudad en el mapa gastronómico catalán gracias al buen saber hacer de los cocineros de aquí y al gran producto que nos ofrece nuestra huerta.

Eloi Muñoz, del restaurante Saroa
Eloi Muñoz, del restaurante Saroa, recibiendo el diploma de participación / Foto: Oriol Foix Duaigües

Todavía son más los cocineros, camareros o sumilleres que pican piedra desde la base para ganarse la vida a fuerza de ofrecer el mejor producto tratado con el toque personal de cada local

En un Mercado del Pla lleno hasta los topes, la Gran Fiesta de la Gastronomía sirvió para reivindicar el papel de los jóvenes en la cocina. Hace unas semanas Madrid Fusión rendía homenaje a la revolución gastronómica de hace 30 años. Una revolución que, sin duda, fue muy importante, pero que no tendría que impedir que las nuevas generaciones abran también su camino. Son muchos los cocineros que han abierto restaurantes de éxito después de pasar por grandes cocinas como la del Bulli o la del Celler de Can Roca. Pero todavía son más los cocineros, camareros o sumilleres que pican piedra desde la base para ganarse la vida a fuerza de ofrecer el mejor producto tratado con el toque personal de cada local.

Ambiente Grande Fiesta Gastronomía Lleida
Ambiente en la Gran Fiesta de la Gastronomía de Lleida / Foto. Oriol Foix Duaigües

Una fiesta repleta

El éxito de la fiesta fue tal que en el Mercado del Pla no cabía ni una aguja. En realidad es una buena noticia, pero el espacio se acabó quedando pequeño. Desde las seis y media ya había cola en la entrada, y dentro la dinámica general se mantuvo. Cola en los tickets, cola para el vino y sobre todo cola en el puesto de Café Pessets de Sort, una de las que agotó existencias de tapas. Era difícil moverse por el interior del recinto, aunque el ambiente, con la música y el charlar de la gente, era bien festivo. Es de celebrar que en Lleida se hagan actividades de este tipo vinculadas con la gastronomía. Tenemos un patrimonio muy rico que hay que hacer valer y unos profesionales de primer nivel que conviene prestigiar. Un año más, la ciudad demuestra el potencial que tiene, con la esperanza de que el próximo año la fiesta se amplíe y encuentre un recinto con más gente, más chefs, pero las mismas ganas de hacer brillar la ciudad. Larga vida a la buena cocina y a los restaurantes y profesionales del sector en Lleida.