El osonenc Lluc Crusellas ha ganado este lunes el prestigioso concurso internacional World Chocolate Masters después de tres días de pruebas en París y se ha convertido en el mejor maestro chocolatero del mundo. Se ha impuesto entre los candidatos de 17 países más. Crusellas era el representante estatal y hacía cerca de un año que se preparaba para este reto. Crusellas, de Santa Eulàlia de Riuprimer, es el jefe de pastelería El Carme de Vic, que pertenece al grupo Pavic. El consistorio ha hecho una convocatoria esta tarde en la Casa de Cultura para seguir la final en directo y darle apoyo.
Los aspirantes han concursado durante tres días en París. Tuvieron que superar dos pruebas por día con la elaboración de una escultura grande, pequeña, postres, bombón, snack y petit four. Solo los diez mejores pasaron en la última ronda y entre ellos había Lluc Crusellas, que finalmente ha sido el ganador. Entre las piezas que ha llevado a la competición, destaca un elefante en la categoría de escultura grande de 3 metros de alto hecha con unos 200 kg de chocolate. Hace unos días adelantó que se inspiraba en la naturaleza y la concienciación sobre el medio ambiente, unos valores en los cuales se siente muy identificado.
"Un viaje increíble"
Inspirado por los entornos naturales de la montaña y por su amor al ciclismo, durante la competición innovó con una técnica única para dar textura de hojas a una de sus creaciones. Eso daba un toque orgánico y natural a los platos presentados. Gracias a sus habilidades, Crusellas ha conseguido posicionarse en primer lugar con 434 puntos, después de una competición que lo había confirmado como uno de los favoritos al título. Tanto los jueces como sus compañeros de profesión habían elogiado su trabajo y sus técnicas de manejo del chocolate.
"Ha sido un viaje increíble", ha afirmado Crusellas después del anuncio de una victoria que, para él, es sobre todo una recompensa al trabajo. El flamante maestro chocolatero ha asegurado que quiere disfrutar de este éxito sin dejar de ser "él mismo", y "compartirlo teniendo "un altavoz mayor por aportar" en el mundo de la cocina. La pasión por la cocina de Crusellas empezó cuando tenía 18 años, después de acabar el instituto y entrar en verano a trabajar en la sección de postres del restaurante Can Jubany de Calldetenes (Osona), que tiene una estrella Michelin. Después de aquella experiencia, decidió entrar de lleno en el mundo de la pastelería y se formó en prestigiosas instituciones de Barcelona como EspaiSucre y Hofmann.