Pensar que da igual el orden, ya que al final todo se mezcla en el estómago era algo tan lógico que ahora cuesta creer lo equivocada que estaba. Y es que el hecho que las ensaladas sean siempre un primer plato y que la carne junto a los hidratos se considere un segundo es algo que va más allá de los gustos o de los tiempos de preparación en cocina. Al igual que hay otras modas que pueden jugarnos malas pasadas como el gesto de poner el pan en la mesa al principio o de comer un plato combinado con una mezcla que a priori parece ser buena idea porque incluye todos los alimentos esenciales, el hecho de empezar por lo verde es algo que ayuda a nuestro organismo.

El orden correcto

Los especialistas en nutrición lo tienen claro y establecen este orden a la hora de enfrentarnos a un menú o plato compuesto por varias preparaciones. En primer lugar, siempre se deben tomar las verduras y hortalizas, ya sean en ensaladas o cocinadas. Esto corresponde a la idea que tenemos en la cabeza de empezar con un plato más ligero como una ensalada de lechuga o tomate, así como unas verduras salteadas o hervidas. El problema llega cuando se mezclan con otros productos como el pan. En segundo puesto encontramos la proteína. El pollo, el pescado, los huevo o las legumbres deben ir detrás de las verduras. Y, por último, los hidratos de carbono complejos (arroz, quinoa, pasta, pan, patata o boniato).

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La proteína se ubica en el segundo puesto / Foto: Freepik

“Al comenzar a comer por los alimentos ricos en fibra como los vegetales, seguir con las proteínas y dejar los carbohidratos complejos para el final de las comidas, vamos a conseguir que estos carbohidratos tarden más tiempo en digerirse y, por tanto, que tarde más tiempo en llegar a la sangre y con ello, reducir el índice glucémico”, rezan los expertos.

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El hecho de empezar por lo verde es algo que ayuda a nuestro organismo / Foto: Freepik

Al hablar de hidratos es común escuchar hablar de índice glucémico. Pero, ¿qué es esto? Cuando comemos un alimento, este tiene un impacto en la cantidad de glucosa (azúcar) que aporta a la sangre. Un alimento con un alto índice glucémico provoca un pico, ya que este azúcar llega a la sangre muy rápido. Y, para controlar ese pico, se segrega más insulina. En el caso contrario, es decir, cuando se consume un alimento con un índice glucémico bajo, ese azúcar no solo llega en menor cantidad, también más despacio. Un alimento del primer tipo es el pan blanco, mientras que en el segundo destacan la mayoría de las frutas.

El índice glucémico de los alimentos es algo que controlan muy bien las personas diabéticas. Pero no es la única patología que puede beneficiarse de saber como funcionan algunos alimentos y qué efectos tienen en nuestra salud. Según los expertos, el síndrome de ovario poliquístico o el acné severo también podrían notar sus beneficios.